Capítulo 14. Jane

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Salgo a la una de casa para pasar por un par de tiendas, y tras ir de nuevo al edificio donde viven unos amigos de Tasha y no obtener respuesta de estos, me dirijo a la escuela de Asher, bajo las instrucciones del GPS con la dirección que Dash me proporcionó. Al aparcar cerca del colegio, veo desde la puerta el patio que se estrecha hacia el edificio repleto de padres y niños de hasta seis años. Una punción se asienta en mi pecho y la sensación de dolor emerge sin más.

Tragando un nudo de mi garganta, me acerco al aula del niño y me lo encuentro esperando. Siento otra punzada aflorar al mis ojos escanear la bonita clase decorada con dibujos y manualidades de todo tipo, ciento de colores en papeles contoneando las figuras de familias, niños con sus padres.

Asher se aproxima a mí con una sonrisa de lado a lado.

—¡JANE! —grita, corriendo hacia mí para mostrarme el libro que sostiene entre sus manos—. Las serpientes no tienen parpados, ¿lo sabías?

Me bajo a su altura y le quito la mochila provisional que Dash debió darle. Es demasiado grande para él, completamente negra y tiene rastros de haber sido usada con bastante frecuencia.

—¿En serio?

—Sí, y mi maestra Ophelia me ha dicho que puedo llevarme el libro a tu casa, y que las serpientes tienen sus orejas dentro de sus cabezas.

—Wow, has aprendido mucho. ¿Lo ves? El colegio no es tan horrible como creías.

Sus rizos se remueven ante su negación.

—No.

—Tú eres... ¿Eres la madrastra de Asher?

Levantando la mirada, la poso sobre la mujer que está frente a nosotros.

Me yergo y exhalo.

—No. Su padre y él son mis inquilinos.

La maestra tuerce su rostro hacia el niño.

—Eso no es lo que me ha dicho Asher. De todos modos, dile al señor Black que tengo que reunirme con él para discutir ciertos temas.

—Se lo haré llegar.

Tras despedirnos de Ophelia, salimos al exterior. Unas ráfagas de aire frío azotan el patio, y las risas de los niños que corren por ahí, mientras juegan a pesar de los pesados abrigos invernales, flotan en él.

Levanto la vista al pasar corriendo un grupo de niñas a nuestro lado, riéndose a carcajadas, y ese malestar en mi pecho aumenta. Un estremecimiento raro que me hace dolerme la barriga y la sensación en mis oídos es más intenso todavía. Me arde tanto que pienso que voy a vomitar, aunque en ningún momento emito palabra, ni mis piernas se detienen. No hasta que, instintivamente, bajo la cabeza cuando una mano agarra la mía.

El nudo que siento en mi pecho comienza a aflojarse.

El hecho de que Dash confíe en mí con su hijo, significa más para mí de lo que él puede llegar a imaginar.

Para cuando llegamos a la salida, apenas Asher puede contener su emoción. Agarro su cabello en un pequeñito moño desordenado y luego hago lo mismo con el mío.

Después de pasar por la tienda de dulces de la tal Naomi e ir al parque, regreso con Asher a casa, al cual recibo con una nueva mochila y una lonchera de conejos. También le muestro dos bolsas llenas de ropa.

Él sonríe al verla.

—¿Esto es para mí? —exclama—. ¿Todo esto?

Sus ojos brillan.

—Sí, todo para ti. ¿Te gusta?

—SÍ, SÍ, SÍ.

Se balancea hacia adelante y enrosca sus pequeños bracitos en mi cuello, abrazándome. Siento como mi corazón se derrite y empiezan a caer varias lágrimas por mis mejillas, las cuales son capturadas por el niño de ojos azules.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora