Pasó por tanto y solo quería descansar, su corazón dolía en cada momento gracias a las palabras hirientes que lo atravesaban.
TaeHyung solo pedía una cosa, ser amado tal y como es.
¿Tan difícil era eso?
Pensaba que jamás llegaría esa persona...
O...
Jimin puso los ojos en blanco, sentándose. ―Te dejó una nota, dijo que estaría bien, entiéndelo.
JungKook asintió, aún sin convencerse. Su preocupación aumentaba cuando los minutos pasaban, ya casi sería de noche y el castaño no volvía.
Jimin notó eso y para distraerlo, le propuso cocinar. ―Hey, mientras esperamos a que vuelva, ¿Por qué no le hacemos algo de comer? También para nosotros, claro.
JungKook vio fijamente al pelinaranja, entrecerrando los ojos.―Está bien, supongo.
Jimin sonrió, llevando hasta la cocina al pelinegro, para que luego vean recetas en internet.
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―¿Será acá? ―Entrecerró los ojos, viendo el gran local.―¡Sin miedo! Vamos TaeHyung, tú puedes.―Caminó rápidamente hasta el lugar, tocando la puerta.
Un señor de aproximadamente 70 años abrió dicha puerta, estando sorprendido. ―¿TaeHyung? ¿Eres tú? ―Habló, sonriendo.
―¡Si! Soy yo, señor Dosan.―Contestó feliz.
―Pero mírate, has crecido demasiado... Casi no puedo reconocerte, niño.―Sonrió, retrocediendo un poco para que el castaño pueda pasar.
―Hace años no lo veo, señor Dosan, pero agradezco que no se haya cambiado de casa.―Rio, entrando poco a poco, recuerdos regresaban rápidamente a su cabeza.
―Supongo que has venido por las prácticas, ¿Cierto?―Preguntó, animado.
―Así es, ¿Recuerda cuando me caía varias veces?―Sonrió, apenado.
―Lo recuerdo perfectamente, pero, llegaste a superarme, eso me llenó de orgullo, TaeHyung.―Se adentro a otra puerta, abriéndola cuidadosamente.―¿Aún recuerdas todo? Ya estoy viejo, niño.
TaeHyung soltó una pequeña risa, yendo hasta allá. ―Recuerdo todo perfectamente, pero señor Dosan, no vine solo por eso.―Suspiró, sentandose en la silla que estaba cerca.―Debo hablar con usted.
El señor Dosan asintió, sentandose al frente del castaño, prestando atención. Ambos se tenían cariño pues TaeHyung siempre lo consideró su segundo papá. Lo conocía desde que tenía 3 años, realmente lo apreciaba.
―Verá... Sufrí mucho, eso ya lo sabe, y estoy agradecido con que me haya enseñado demasiado, tanto como defenderme y valorarme, pero, realmente eso no me sirvió mucho, me afectaron demasiado las palabras hirientes, me aconsejó, pero no lo tomé en cuenta, lo lamento, señor Dosan.―Hizo un puchero, triste.―Un chico llamado Jaegun quiso abusar de mí, si no fuera por un amigo, que llegó... No lo sé, no quiero ni imaginarlo... La cosa es que no me defendí, no usé lo que me enseñó por años, ni siquiera tengo el valor para insultar...―Bajó un poco la cabeza, sin querer ver a la persona del frente.
