Pasó por tanto y solo quería descansar, su corazón dolía en cada momento gracias a las palabras hirientes que lo atravesaban.
TaeHyung solo pedía una cosa, ser amado tal y como es.
¿Tan difícil era eso?
Pensaba que jamás llegaría esa persona...
O...
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―Puedes llamarme cualquier cosa, ¿De acuerdo? Le diré al director sobre lo sucedido.―Sonrió, acercándose al castaño y acariciar suavemente su cabellera.―Ya sabes que regreso a las 2:45.
TaeHyung asintió, pensando que el pelinegro lo trataba como un bebé. ―Gracias JungKookie.
El mencionado se sonrojó, alejándose un poco y abrir la puerta. ―Ya iré, nos vemos Tae.―Salió, tapando sus mejillas con un cómic que tenía en manos.
TaeHyung sonrió, suspirando, viendo que tenía la casa sola. Miró hacia el techo, pensando algo en específico. ¿Qué pasaría con Jaegun? Realmente, cuando pensaba en él, lo único que sentía era asco, enojo, quería hacerle saber que no es débil.
Y ya sabe cómo hacerlo.
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―Voy a partirle la cara a ese maldito hijo de puta. ―Habló seguro, caminando rápidamente por los pasillos, con un pelinaranja siguiéndolo.
―¡Vamos a darle la paliza de su vida a ese infeliz! ―Puso cara seria al igual que su amigo, ambos viéndose extremadamente enojados.
―¿Dónde mierda estará? Espero que no haya sido en vano que me levante temprano.
―¡Oh! Mira, Yoongi está por allá. ―Señaló, sonriendo.―Su hermano es amigo de Jaegun, puede saber algo al respecto, quizás.
JungKook asintió, caminando hasta donde se encontraba el peligris. ―Hola, Yoongi.―Sonrió, apoyándose en los casilleros.
El mencionado alzó una ceja, sin saber quién era él.―Eh... ¿Hola?
―Eres amigo de ese que está por allá, ¿Cierto? ―Señaló a Jimin.
―Si... Aún no sé quién eres.―Se cruzó de brazos.
―Soy un amigo, y solo necesito que me hagas un favor.―Pidió, presionando sus labios.
Yoongi dudó, hasta que vio a Jimin asentir. ―¿Qué favor?
