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-Persephone-una voz femenina la llamaba, Kore luchaba por abrir los ojos, pero le costaba, se sentía descompuesta, algo le impedía abrir los ojos-. ¡Persephone!

Kore abrió los ojos, incorporándose mientras su respiración iba desacompasada.

Su mano se fue directa a su vientre abultado de nueve meses, sintiendo al bebé moverse bajo su tacto.

Tsu'tey a su lado se despertó al sentir el movimiento de su esposa.

Bostezó mientras se incorporaba, rodeandola con sus brazos, con su cabeza apoyada en el hombro de Kore.

-¿Una pesadilla?

Kore suspiró asintiendo cortamente, echándose el pelo hacía un lado, como solía hacer cuando tenía pesadillas.

Desde aquel día de la batalla había estado teniéndolas.

Soñaba con la guerra, soñaba con Quaritch, soñaba con un Spider mayor, lleno de rabia.

Soñaba con una batalla infinita que nunca se acababa.

Soñaba con aquella na'vi que la atacó.

Pero esta vez el sueño era distinto, no soñaba con algo en específico, solo con una voz.

Una voz que ya conocía.

Tsu'tey besó su hombro, trayendola de vuelta al presente, alejando su mente de aquellos horribles escenarios.

-Tranquila, solo ha sido un sueño.

Kore negó levemente, levantándose para salir del maui.

Tsu'tey la siguió.

Ambos buscaban una pequeña privacidad para hablar de sus cosas.

Tsu'tey sabía que Kore habría sido una gran tsahik, sabía que ella veía cosas, sentía cosas que para el resto no existían.

Recordaba a la perfección cuando Kore le comentó sobre su visita a Sylwanin, poco antes del nacimiento de Kyra.

Recordaba cuando Kore se despertó gritando porque había soñado que las personas del cielo volvían.

Un mes después, una nueva estrella aparecía.

Recordaba las visiones que Kore le había contado que tenía cuando se vinculaba con sus hijos.

Aún no sabía si alguna había pasado, pero estaba seguro de que sí pasarían.

-Ma Kore, ¿qué has visto esta vez?

Tsu'tey también tenía una habilidad especial para determinadas cosas.

Solía sentir cuando algo iba a salir mal.

Aquello empezó cuando tenía nueve años, y se despertó un día con un gran malestar.

Caminó por el bosque junto a su hermano, Neytiri y Sylwanin, hasta que llegaron a un lugar del bosque.

Conforma más avanzaban, más sentía que ese sitio iba a desparecer, más sentía que algo muy malo se cernía sobre ellos.

Y cuando el eclipse ocurrió, la Gente del Cielo apareció y creó justo allí su base central.

Tsu'tey sentía, Kore veía.

Por eso se complementaban tan bien.

Tsu'tey sabía cuando las cosas iban a ir mal en un período de tiempo corto.

Kore veía las cosas que iban a pasar en un futuro lejano.

-No he visto-Kore no sabía cómo explicarlo, Tsu'tey la entendía y le creía, pero realmente sonaba como una loca-, he escuchado una voz llamando mi nombre. Era ella.

Tsu'tey frunció en ceño, una parte de él no quería creer, otra lo necesitaba.

-¿Sylwanin?

-Sí-Kore se mordió el labio antes de hablar-. No es la primera vez que escuchó cosas. Antes de venir a Pandora escuché una voz y el resto es confuso.

-¿Qué decía Sylwanin?

Kore se mordió el labio frunciendo el ceño, recordando lo qu había pasado.

-Mi nombre, me llamaba, se escuchaba asustada.

Tsu'tey llevó su mano al hombro de Kore, acercandola a él para abrazarla.

-¿Qué crees que significa?

-Quiere advertirme de algo-Kore levantó la cabeza para ver a su esposo-, advertirnos de un gran mal.

-Mataste a Quaritch, ¿verdad?

Kore asintió.

-Sí, le deje insconciente en el agua, clavé mis uñas en su garganta. No hay forma de que saliera de allí solo.

Tsu'tey miró hacía el interior del maui.

-¿Crees que Spider lo salvó?

Kore se alejó, ofendida por lo que su marido había insinuado de su hijo mayor.

-No, nunca lo haría.

Tsu'tey llevó su mano a la de Kore, entrelazandolas.

-¿Estás segura?

-Sí.

Tsu'tey asintió, antes de volver a acercar a su mujer a él.

Llevó una mano a la cara de esta, acariciandola con sumo amor y cariño.

-Ma Kore, estaremos bien.

Kore miró los ojos amarillos verdosos de su esposo, suspirando, no sabía si por el roce de su marido o por el peligro que parecía estar sobre ellos.

-No quiero perder a nadie, Ma Tey, no puedo.

Tsu'tey negó, besando la frente de su esposa.

-No lo harás. No dejaremos que nada le pase a nuestra familia-Tsu'tey juntó sus frentes, sin un atisbo de duda en su rostro-, ni hoy ni en diez años.

Kore sonrió cortamente antes de asentir.

-Ni hoy ni en diez años.

Tsu'tey besó la nariz de su mujer, antes de acercar sus labios a los de ella, acariciandolos.

Kore jadeo incapaz de apartar sus ojos de su marido, y como si fuera la primera vez, se acercó para degustarlos.

Ambos besándose con amor, como aquella promesa que acababan de hacerse el uno al otro.

Fin de la 2° parte.

Metanoia¹-Tsu'tey-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora