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¿Q- que clase de bendición? - pregunté 

Jimin.- Con la bendición del señor - se acercó aún más a mi 

Pude escuchar más de cerca su respiración mientras que yo retrocedí un paso hacía atrás pero un descuido mío iba a ocasionar un accidente, por fortuna el tomó un jarrón con flores antes que cayera en mi cabeza. 

Jimin.- ¿Estás bien? - me preguntó 

Al levantar mi mirada hacía arriba, pude notar un tatuaje en su muñeca izquierda. 

Si... - respondí - Que torpe soy 

Jimin.- Los accidentes pasan - me dijo - Ten más cuidado linda

Acomodó el jarrón en el mismo lugar y me miró fijamente. Me acerqué a él y comencé a persignarlo, me miró sin quitarme la mirada de encima pero al sentir su mirada en mí; me puse nerviosa, es la primera vez que alguien me pide esto. 

Al terminar, con mi pulgar lo lleve a sus labios y al sentir sus labios, me sorprendí los gruesos que son.

Listo Padre - lo miré 

Jimin.- Lo hiciste bien - sonrió de lado - Descansa linda

Se dio la media vuelta y se alejó de mi, caminé a la puerta de mi habitación. Al estar dentro puse el seguro en la puerta y fui a cambiarme por mi pijama para descansar y estar lista para mañana temprano.

Me senté en la cama y tomé uno de mis libros, antes de dormir siempre hago una lectura. Es la manera en la que puedo relajarme y poder descansar; no me di cuenta cuando paso dos horas y son exactamente las once de la noche.

Di un pequeño bostezo y cerré mi libro, lo puse debajo de mi almohada, comencé a orar y al termino. Me recosté y poco a poco cerré mis ojos. 

.

.

Me desperté desde temprano, antes que una de las hermanas fuera a despertarme. Me di un corto baño, me cambié por mi ahora ropa, me miré de pies a cabeza; acomodé mi cama y cuando tocaron la puerta, vi a una hermana.

Debes ser la pequeña de la hermana María - me saludó - Encantada de conocerte linda, mi nombre es Samanta

Es un gusto - saludé emocionada 

Es de la edad de la hermana María, pude ver un poco del color de su tono de cabello, a diferencia de la hermana María, ella esta usando lentes.

Samanta.- Cada mañana me encargó de levantar a las estudiantes - me dijo - Es hora de ir a desayunar 

Si - asentí 

Cerré la puerta de mi habitación y seguí sus pasos aún lado de ella, mis demás compañeras de igual manera salieron de sus habitaciones y formaron una fila para ir a la cocina.

A las dos nos saludaron y avanzó la fila. La hermana Samanta luce tranquila aunque parece un poco estricta en la forma de hablar y caminar; mi madre me había dicho cuando era niña que las mujeres debemos tener porte y carácter.

Samanta.- ¿El padre ya te recibió linda? - me preguntó

Si - respondí lentamente

Al escuchar mis palabras regreso su mirada al frente pero me sentí nerviosa ante su mirada. Al entrar a la cocina, tomé mi desayunó y fui a sentarme en un lugar vacío.

Comía tranquila aunque me daba curiosidad de saber dónde están sentadas Eve y Jiyu. Al escuchar las puertas abrirse levanté mi mirada y el Padre entró.

Todos saludamos y el nos saludó con una gran sonrisa, ese porte que tiene y la forma de caminar me hace sentir, ¿Extraña? ¿Esa sería la palabra correcta? No lo sabía pero sentía raro,  mi estómago se revolvía al verlo, su vestimenta está completamente limpia.

Camino en dirección a otra puerta pero antes de llegar a ella su mirada se poso en mi. Sus ojos marrones conectaron con los míos y al verlo, mis piernas temblaron y no lo entendía.

¿Por qué tiemblan mis piernas?


PastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora