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Mis piernas están enrolladas en su cadera, se movía rápido. Nuestras respiraciones son agitadas y lo único que se escuchaba en su oficina eran mis jadeos.

Jimin.- ¿Te gusta? - preguntó - ¿Te gusta tener mi pene adentro de tu lindo coño?

Asentí y siguió el ritmo, mis uñas se clavaron en sus brazos, no podía aguantar más. Hice mi cabeza hacía atrás pero él se detuvo, su respiración es agitada, me ruborice.

Jimin.- Se lo que piensas - me dijo - Te vas a correr cuando te lo diga 

Lo miré sonrojada, tomó mis piernas y las llevó a sus hombros. Mi corazón seguía acelerado, esa cosa fue nuevamente a mi intimidad, pero subió la velocidad y gemí en voz alta.

Jimin.- Qué rico es escuchar tus dulces gemidos - sonrió coqueto - ¿Serán solo míos?

S- si - respondí jadeando 

El ritmo fue más rápido y seguí sujetando sus brazos, cerré mis ojos con fuerza mientras mordía mi labio. El ruido que se escuchaba era el sonido de su miembro entrar y salir de mi intimidad; él lo disfrutaba al igual que yo pero no podía soportar más.

Mis piernas temblaban, la sensación de esa cosa en mis labios era tan placentero al igual que sentirlo dentro de mí. 

Jimin.- Siente mi pene pequeña - murmuró - Quiero llenarte tanto 

¡Y- ya no puedo! - grité 

Jimin.- Una vez más nena - dijo

Mis uñas se encajaron más en su piel y cuando ya no pude aguantar, grité y sentí que algo salía de mi. Abrí mis ojos pero no lo miré a él, mi respiración esta demasiado agitada, mi pecho subía y bajaba; al mirarlo, sus ojos marrones me miraban.

También esta agitado, con mucho cuidado salió de mi y pude ver un liquidó transparente en su miembro.

Jimin.- Esto es tuyo nena - me dijo con una sonrisa en su rostro 

Me ruborice y cuando quise levantarme no pude, mi cuerpo dolía. Mis piernas temblaban, pero sus manos me sujetaron con delicadeza y me sentó sobre él, quitó un mechón de mi cabello.

Jimin.- ¿Te duele algo? - me preguntó

Mi cuerpo - respondí rápidamente 

Jimin.- Te llevaré a tu habitación - me dijo y lo miré sorprendida - ¿Pasa algo?

P- pueden vernos - lo miré preocupada 

Jimin.- Tienes razón - asintió - Dormirás conmigo

Me cargó y abrió otra puerta que no me había percatado, miré un corto pasillo pero bajo la luz de la luna lo único que se observaba era otra puerta a unos pasos de nosotros; sus manos sujetaron mi cuerpo y al abrir la puerta pude ver una habitación.

Totalmente diferente y con tonos grises, azul. Una televisión enorme, un closet, un espejo que esta al frente de su cama. 

Me depositó con cuidado encima de la cama y aún los dos estamos desnudos.

Jimin.- Iré por tu ropa - habló - A la izquierda esta mi baño, date un baño en lo que regresó 

Encima de la cama hay una bata de color negro, se la puso y salió de su habitación. Pensé si ir a su baño o esperarlo pero mi cuerpo esta sudado, me levanté con cuidad y fui a esa puerta.

Al abrir la puerta miré su enorme baño, es más bonito que el mío, hay una tina, pero por lo que puedo ver el baño es demasiado ¿elegante?, creó que no encontraba las palabras exactas para describir su baño y su habitación. 

¿Porqué mi madre nunca se dio cuenta de este tipo de cosas?, Muchas preguntas rondaron en mi cabeza, su habitación y baño es más elegante que mi casa, cuando salía a la calle miraba en tiendas este tipo de cosas y en algún momento se lo pregunté a mi madre.

Pero ella se negaba, que lo importante es serle fiel a nuestro señor, los lujos no eran importantes y necesarios pero me hacían sentir mal en algunas ocasiones. Una vez me pregunte a mi misma si era necesario vivir tan poco, y no poder disfrutar pero esos pensamientos se fueron cuando estaba con mi madre.

Pero ahora ver a mi alrededor y vivir este tipo de cosas, me hacían sentir diferente.

Me acerqué al espejo que hay en su baño y al mirarme en el espejo, pude verme. No soy la misma de hace unos días, mis manos fueron a mi rostro, me analice a mi misma por unos minutos, pero escuché unos toques en la puerta y me asusté.

Al mirar, lo vi a él, recargado en la puerta, su semblante es tranquilo.

Jimin.- Traje tu ropa - me dijo - Esta en la cama

Gracias - le agradecí 

Se acercó a mi y una de sus manos sujetaron mi cintura mientras que la otra fue a mi mejilla.

Jimin.- ¿Qué te tiene tan pensativa? - me miró confundido

Mi alrededor - respondí - Hay cosas que nunca vi a mi exterior

Jimin.- La iglesia no lo es todo - habló - Pero yo me encargaré de enseñarte eso y más



PastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora