COMPROMISO

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- ¡Eres un tonto! Pero esto me pasa por darte tantas libertades, por ser tan ciega contigo y permitirte tantas cosas - gritaba Rhaenyra a su hijo menor.

- ¿Y condenarme de la misma manera que el abuelo te condeno? ¿A un matrimonio que no querías? - Viserys también elevaba su voz.

Rhaenyra se detuvo y volteo a ver a su hijo, la mirada de la reina reflejaba mucha furia.

- Yo amaba a Laenor - Rhaenyra bajo su tono de voz.

- Por favor, madre - Viserys negó con la cabeza.

La reina perdió su paciencia y soltó un manotazo ensordecedor golpeando la mesa. Rhaenyra era muy paciente y amorosa con sus hijos, pero Viserys había cruzado muchas líneas y había jugado demasiado con la paciencia de su madre.

Viserys se mantuvo quieto al otro lado de la sala, estaba impactado por la reacción de su madre. Rhaenyra respiraba bruscamente, con la cabeza agachada y los brazos recargados en la mesa del consejo privado.

- ¿Tienes idea de lo que has hecho? - dijo Rhaenyra en voz baja y poco a poco subió la mirada - la danza de dragones fue hace casi dos décadas, sin embargo, muchas heridas perduran, muchos señores ofendidos y familias fracturadas... tu compromiso era una manera de sanar esas heridas.

- Daeron Velaryon es un don nadie - agrego Viserys.

Rhaenyra se paró derecha, camino al otro lado de la sala hasta llegar a Viserys, el príncipe sintió la presión de los ojos de su madre sobre él.

- Se que muchos en Driftmark dudan de que Corlys sea el señor de Marca Deriva, aun murmuran que tu hermano era un bastardo y que por ello ni Corlys, ni Laenor no tienen derecho a su señorío y que el trono de Driftmark debió pasar a Daeron Velaryon ¡¿QUE HARAS SI SE REBELAN?!

Viserys cerró los ojos ante el último grito de su madre. Rhaenyra dio media vuelta caminando hasta la ventana mientras llevaba su mano derecha a su frente, el tema le había agobiado las últimas horas, fue todo un espectáculo que Daeron Velaryon y su hija Daenaera abandonaran la capital ofendidos.

- Amo a Larra, madre - agrego Viserys.

Rhaenyra volteo a ver a Viserys.

- Accediste a casarte con ella - le recordó la reina a su hijo - y me pediste un año para viajar por el mundo, un año que se convirtieron en cinco... estoy harta de ti.

- ¿Y ahora qué? ¿Me darás la espalda? ¿Me pedirás que tome a mi esposa embarazada y deje el palacio esta noche?

- No - contesto Rhaenyra de inmediato.

Viserys suspiro aliado.

- Yo te amo, hijo - continuo la reina - pero no voy a permitir tu indiscreción, quiero que te vayas después de la boda, no te preocupes te daré oro para que puedas vivir cómodamente en el lugar que te plazca, pero no pisaras Westeros hasta mi muerte.

El príncipe miro a su madre a los ojos, los ojos violetas de Viserys reflejaban lo ofendido y herido que se sentía, sintió que su respiración se le cortara, no podía creer que su madre le desterrara a el y a su hijo no nato. Pero también era consciente de sus fallas, por mucho tiempo se pensó en si hacia lo correcto en casarse con Larra, pero al final su corazón gano.

Rhaenyra pudo reprimir muy bien el llanto, pero Viserys no: el príncipe permaneció parado con la espalda recta, la cara roja y las mejillas húmedas por las lágrimas.

- No te preocupes, madre. Nos iremos al amanecer y no necesito tu oro - contesto Viserys.

Viserys hizo una rápida reverencia a su madre y dio media vuelta en dirección a la puerta para desaparecer de la vista de Rhaenyra. La reina sentía que el alma se le desgarraba, pero tenía que demostrar fuerzas, aunque quisiera correr detrás de su hijo y abrazarle con fuerza. Rhaenyra sollozo aferrándose a la ventana mientras el aire fresco de la noche le pegaba en la cara.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA II (LAENYS TARGARYEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora