CERCANOS A LA MUERTE

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- ¡Laenys! – la princesa escuchaba que le llamaban a lo lejos.

Laenys renegó haciendo su mayor intento por no perder el sueño, se aferro mas a la manta que le habia dado Alan y se acurruco sola para conservar el calor de su cuerpo, pues tal y como lo habia predicho: la noche se pondría demasiado fría.

- ¡Laenys! – la voz de Alan resonó con más fuerza.

La princesa perdió el sueño y abrió los ojos, lo primero que vio fue el cielo oscuro, pero despues vio a un hombre que le apuntaba con una espada en la garganta. Aterrada volteo a ver a Alan que estaba sentado en el tapete y de igual manera habia otro hombre a su lado apuntando al caballero con una espada.

Laenys – aun acostada – se giro para buscar su espada o su daga, pero se topo con la sangrienta escena de Sir Crawford tendido en el suelo con el estomago abierto, habia sido asesinado. Laenys ahora entendia porque su padre le pidió no alejarse tanto, pues si bien el bosque era conocido por ser el lugar idonio para la caceria, también era conocido como el lugar donde corrian a esconderse los forajidos.

- No te asustes – dijo Alan viendo a Laenys de reojo – vas a estar bien.

Uno de los hombres tomo a Laenys del brazo izquierdo obligándola a ponerse de pie.

- ¡No te atrevas a tocarla! – grito Alan al forajido.

El otro hombre golpeo a puño cerrado al caballero, haciendolo caer boca abajo y sangran por la boca, aun asi Alan se reincorporo.

- ¿Traes alguna joya, bonita? – pregunto el forajido que estaba cerca de Laenys.

Laenys negó con la cabeza al instante, el hombre se paro frente a ella aun apuntándole con la espada mientras la veia detenidamente de pies a cabeza en busca de joyas. Laenys estaba muerta de nervios, pero en su desesperación trato de buscar una solución, detrás de ella – y no muy lejos – vio su daga y a los pies de Sir Crawford estaba la espada de su padre.

- ¿Y esto que es? – el hombre tomo la muñeca izquierda de Laenys dejando a la vista el brazalete de la princesa.

- Es una baratija, nada de valor – contesto Laenys.

No era una baratija, era un brazalete de oro con esmeraldas que habia pertenecido a la reina Alicent Hightower y que Aemond le habia regalado a Laenys en su decimo onomástico.

- La maldita cosa brilla, quitasela – grito el hombre que le apuntaba a Alan.

Laenys forcejeo por unos momentos contra el ladron, pero el hombre logro quitarle el brazalete y solto una bofetada a la princesa para "ponerla en su sitio" haciendo que Laenys cayera boca abajo hasta el suelo y con el labio reventado.

- ¡Hey! – grito Alan poniendose de pie para defender a Laenys.

El hombre le acerco más la espada a Lord Tarly haciendo que Alan no hiciera otro movimiento estupido.

- ¿Tienen algo más de valor? – pregunto el hombre entre gritos a Alan.

- Es una caceria ¿Crees que cargamos el oro para darselas a los ciervos y jabalís? - contesto Alan molesto.

- Tiene razón – dijo el hombre cerca de Laenys – te dije que no sacaríamos mucho de esta excursión.

Los hombres empezaron a discutir respecto a que fue mala idea ir al bosque a robar, Alan permaneció inmóvil viendo que su espada o cualquier otra arma estaba muy lejos, también pensaba que lo mas conveniente era seguirles la corriente para que se fueran sin hacerles daños, pero de lo contrario defendería a la princesa. A pesar de que Laenys estaba asustada y adolorida por el bofetazo, siguió mirando a todos lados en busca de una solución.

THE BLOOD OF OLD VALYRIA II (LAENYS TARGARYEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora