SANGRE POR SANGRE

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Los días consecuentes fueron bastante sombríos en las tierras de la corona, de Roca Dragón hasta la ciudad capital. Sin eximir al resto del reino, pues en cuanto la noticia se esparcio de Norte a Sur, de Este a Oeste todas las casas – sin importar que partido apoyaban – estuvieron de luto por la muerte de la hijita del Rey Viserys y la Reina Alicent Hightower.

La pira funeraria fue encendida por las llamaradas de Axes, el dragón del principe Baeron, pues su Alteza Jacaerys se hundio en una profunda depresión que le impidió salir de su habitación. El rey estaba destrozado, si lo que Maelor y Gael buscaban era derrumbarlo pues lo habían conseguido. Jace y Helaena habían estado juntos por veintidós años, habían encontrado un amor puro y pasional el uno en el otro, y de ese amor habían tenido dos hijos. Fueron su propio apoyo las ultimas décadas, en tiempos sombríos y días soleados. Jace la amaba, muchísimo más de lo que amo a su primera esposa, Helaena fue su mundo, su ancla, su risa y su inspiración.

El rey se rehusaba a dejar sus aposentos, sin importar el tema del que se tratase, comia muy poco, mantenía las cortinas de su habitación cerradas y no recibia a nadie que no fuese su nieto Aegar.

En la ausencia del rey, el peso de la gubernatura del reino cayo en los hombros del principe Aegon – pues pocos veían con autoridad suficiente al principe Baeron pese a que era el heredero del rey – se podría decir que Aegon era el protector del reino y Aemond la nueva mano del rey, cosa que no era oficial, pero ambos se desempeñaban tan bien en el puesto. Los príncipes estaban día tras día a la cabeza de la mesa del consejo de guerra, en el abastecimiento de la ciudad, la protección de sus aliados y supervisando el movimiento de sus ejércitos.

En el norte, la princesa Viserra cayó sobre sus rodillas al escuchar sobre la muerte de su madre. Maldijo a todos los Dioses y a su medio hermano por lo acontecido, la princesa estaba demasiado "sensible" por su tercer embarazo, la partida de su esposo a la guerra y las ultimas noticias le habían "caído de peso", tanto que el disgusto le provoco un aborto.

Muchos pensaron, que ante el asesinato de la reina, Jacaerys explotaría encontra de su hijastro y mandaria al carajo sus planes previos lanzando a todos sus dragones contra Roca Dragón y Driftmark, arrancando de una vez al usurpador y su hermano del mapa. Algunos decían que Jace era muy débil en cerrarse del mundo de esa manera, otros se compadecían de su dolor – especialmente Aemond que ya había vivido dicha experiencia - pero sin duda todos coincidían que algo se tenia que hacer al respecto.

Se propuso atacar a los invasores que bloqueaban el cuello o atacar los buques que bloqueaban la bahía de aguas negras, el consejo seguía deliberando como respoderian al respecto. Pero el principe Aemond sabia que el golpe tenia que ser más personal, más despiadado y sangriento.

La intención de Queso y Sangre no fue asesinar a la reina, sino al rey Jacaerys o alguno de sus herederos... Maelor – pese que se había expresado muy mal de su madre – nunca ordenaria su asesinato, eso era algo que Aemond sabía. Detrás de todas estas desgracias había un hombre que había "tirado de los hilos" y vertido su cizaña en los oídos del joven "rey", Alynn Velaryon.

Esa tarde, como las de los días posteriores, el cielo sobre la capital era grisesco, la lluvia agitando la costa, mojando las calles de la ciudad y nutriendo los jardines del palacio. Aemond se encontraba al lado de la fuente central cubierto por una capucha, en la espera del único hombre que creía que le secundaria en sus ideas de venganza.

- Principe Aemond – resonó la voz de Corlys llegando por detrás.

Aemond dio media vuelta poco a poco levantando la mirada mientras colocaba su mano izquierda sobre su muñeca derecha y miraba firmemente a Corlys a los ojos. El señor de las mareas igualmente se protegia de la lluvia con una capucha, tenia una mirada orgullosa y una voz firme. Corlys estaba soprendido que el principe Aemond le mandara a llamar, pese a que diario se veían en el consejo de guerra y en los pasillos, las tensiones entre ambos no parecían ablandarse, pero trataban de llevar una relación cordial por el bien del reino.

- La ultima vez que estuve en Driftmark fue hace veintisiete años, por un banquete en honor al decimo aniversario luctoso de Lady Laena, la madre de mi esposa – comenzó hablar Aemond mientras caminaba con Corlys por los jardines – y la vez anterior a eso fue diez años atrás cuando tu padre me saco el ojo.

- Espero que esta conversación llegue algún lado – advirtió Corlys.

Aemond se detuvo y un par de pasos después Corlys hizo lo mismo, ambos se miraron a los ojos.

- Estamos ganando la guerra, no hay duda de eso, pero seguimos aquí ¿No es así? – Aemond levanto las cejas.

Corlys arrugo la frente sin entender el propósito de las palabras del principe.

- Nuestros castillos, nuestras tierras y nuestro legado sigue en manos del usurpador – continuo Aemond – Maelor no ha sentido las consecuencias de la guerra que desato. Si ha perdido aliados, ha perdido jinetes y dragones, pero sigue en nuestras tierras.

- Debo admitir que tenemos más en común de lo que nos permitimos – agrego Corlys – ambos fuimos despojados de nuestros señoríos.

- Exacto – Aemond asintió – mi hermana era muy querida para mi, para el reino entero. La respuesta a su asesinato no debe ser la destrucción de un par de tropas o buques, necesitamos "golpear" fuerte en los verdes, justo como ellos lo hicieron...

Corlys también estaba furioso por los daños que había sufrido su hijo Aelor, la posibilidad de la captura o el asesinato – que pudo haber sufrido ese día – no paraban de darle vueltas en la cabeza. El Señor de las Mareas estas ultimas lunas se habían sentido bastante frustado por la traición de sus hombres, la perdida de su hogar, su oro, sus barcos... todo por lo que su bisabuelo (La Serpiente Marina) había trabajo para que un día simplemente se lo arrebataran. Suficiente tenía con que le llamaran – a sus espaldas – cachorro Strong, cuando había demostrado ser un digno heredero de Driftmark.

Por esas razones Aemond se había tragado su orgullo y había recurrido a Corlys, porque ambos eran los únicos que coincidían que el siguiente "golpe" debía ser fuerte para Maelor o para sus consejeros.

- Sangre por sangre – dijo Corlys con la mirada perdida.

Aemond asintió al ver que el joven entendia el "mensaje".

- Desafortunadamente ya no tengo hombres en Roca Dragón – agrego Aemond – el traidor de Clement Celtigar se encargo de eso, por lo que Maelor, Gael y Maella están fuera de nuestro alcance, pero Driftmark... Driftmark es otra cosa.

Corlys volteo a ver a Aemond al ojo, fue una intensa mirada por unos largos segundos en que solo se escuchaba las gotas de la lluvia golpeando contra el suelo. Por fin Aemond se acerco al joven Lord tomando su mano izquierda y poniendo sobre esta una bolsa (del tamaño de una gran cebolla) llena de oro.

- Todo lo que pude investigar es que sus nombres son Vaemond y Alaerion – Aemond se refirió a los hijos de Alyn – y como un consejo "extra", no descartaría a Daeron Velaryon del asunto.

Corlys aun tenía hombres en Driftmark, algunos que eran prisioneros en los calabozos del castillo y otros que fingían lealtad a Lord Alyn para después enviar información al joven Señor de las Mareas.

- Ellos no pensaron dos veces en intentar dañar a mi nieto y romperle el brazo a tu hijo ¿No es así? – agrego Aemond al ver un poco de duda en la mirada de Corlys – es una guerra fea y cosas feas se deben de hacer para proteger a los que queremos, ningún "héroe" ha llegado a la cima sin mancharse las manos de rojo.

- Entiendo – agrego Corlys y después paso saliva – deja el asunto en mis manos.

- ¡Mi principe! – se escucho la agitada voz de una dama acercándose al par.

Cerelle Lannister caminaba bajo la lluvia – sin importar que esta la empapara – el semblante de la joven era preocupante y en sus manos llevaba una nota para el principe Aemond.

- Noticias, de las tierras de los ríos – agrego Cerelle agitada por la caminata apresurada que dio para llegar hasta ahí – del caballero dragón. 

THE BLOOD OF OLD VALYRIA II (LAENYS TARGARYEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora