THE BLOOD OF OLD VALYRIA II (LAENYS TARGARYEN)

EL REY VERDE

Reino el caos en la Fortaleza Roja, a este punto no solo los cortesanos sabían de la caída de Driftmark y Roca Dragón, sino también el pueblo común de Kings Landing. Los recuerdos de la Danza de Dragones aun vivian en la memoria de muchos ciudadanos: el temor de ver la ciudad arder, el hambre que tuvieron que pasar, la crueldad del ejercito de los verdes y la pobresa en la que se sumio el pueblo. Todo eso causo temor una vez más en toda la ciudad, la Danza de Dragones había sido algo sangriento, tanto para nobles como para el pueblo común y la amenaza de una nueva guerra no emocionaba ni un poco a todo el que había conocido el sufrimiento en la anterior.

Cuando dos dragones – que nadie identificaba – aparecieron en los cielos de King Landing el pueblo intento escapar de la ciudad, pero los capa dorada cerraron todas las puertas.

La reina Helaena, su hija Jaehaera y los pequeños Targaryen/Velaryon permanecieron en la Fortaleza Roja, protegidos por tres hermanos de la Guardia Real. Sobre el castillo volaba la Princesa Laenys sobre Sunfyre y Lady Anny Velaryon (hija de Joffrey) sobre su pequeño dragón Zoryu. En el Pozo del Dragón los príncipes Joffrey y Daeron estaban a la espera de alguna señal de peligro para ascender en sus dragones en defensa de la ciudad. En Pozo del Dragón también había un caos, los dragones no paraban de rugir, sacudirse y agitar sus cadenas, es como si pudiesen sentir los enfrentamientos venideros.

Mientras que en la Puerta del Leon se formo una parte de los Capa Dorada, cuatro caballeros de la guardia real, el consejo privado del rey, el resto de los Targaryen/Velaryon, el principe de Roca Dragón Baeron Targaryen y el rey Jacaerys. A unos treinta metros de distancia descendieron dos dragones adultos, de muy buen tamaño – posiblemente tan grandes como Blackfyre – y sobre ellos iban dos jinetes de pelo plateado que todos reconocieron al instante: Maelor y Gael Targaryen.

Cuando Gaemon Blackfyre despertó de su coma – después de la batalla de Refugio de Plata – se entero que Rhaenyra había tomado la ciudad capital, Aegon estaba muerto y sus aliados ahora juraban lealtad a la reina. El principe Aemond Targaryen sostenia Harrenhall con su dragona Vhagar, pero era cuestión de tiempo para que hincara la rodilla y se volviera a favor de los negros. Gaemon sabia que la guerra estaba perdida, el y los Hightower no ganarían la guerra, incluso con la inesperada a ayuda de Ulf el Blanco y Hugh Martillo, su causa ya no tenia esperanza.

A Gaemon solo le importaba una cosa: hacer sufrir a Daena, eso era algo que si podría lograr. El viajar al Norte – donde se refugiaron los hijos de la princesa – seria un duro golpe para su media hermana. Pero como siempre, Gaemon ambicionaba a más, queria que en un par de años Daena volviera a temblar ante la sombra de una nueva guerra, por eso mismo pretendio haber matado a Maelor y Gael, y se alio con Alynn Velaryon para que escapara con los niños y cuando fuese el momento adecuado atacaran Westeros una vez más.

Maelor y Gael crecieron de ciudad en ciudad en Essos, bajo el cuidado de Alyn Velaryon, con voces en sus oídos diciéndoles como los tres habían sido despojados de sus derechos y herencia. Alynn se dedico día y noche a inculcar odio en el corazón de los niños, los niños se volvieron jovencitos y los jovencitos se volvieron en hombres jinetes de dragón. Más alla de eso se dedicaron a construir su propio ejército, uno bastante famoso por cierto, llamado la Compañía Dorada – o al menos asi la nombro Maelor en honor al dragón de su padre, Sunfyre –.

Maelor y Gael eran conscientes que incluso con un ejército de veinticinco mil hombres y tres dragones adultos (Persa, Grey Ghost y Pyro) no podían ganar la guerra que iban a desatar. Por eso recurrieron a los Señores de las Casas que un dia le fueron fieles a los verdes y que sabían que podían seguirlo siendo, especialmente en el dominio, eso sumándole Dorne (quienes estaban muy disgutados por la traición de la princesa Visenya), los Tyrell – que estaban muy enfadados por los impuestos que la corona les subio – pero la gran sopresa fueron los Tarly.