Lina.
Las nubes grises inundaban el cielo, dando paso a una gran tormenta que de seguro, más de uno tendría que refugiarse en algún lugar para evitar mojarse de la despiadada lluvia que se aproximaba. Observaba a través de la ventana como las gotas caían del cielo, chocaban con cualquier superficie, detalladamente miraba cada gota de agua que resbalaba por el vidrio de ésta, estaba empañado y hacía un frío insoportable.
Rouser solía ser un sitio muy impredecible, puede que en algún momento esté el día tan soleado que, en lo que solo piensas es en lanzarte al agua más fría del mundo, pero, así como llega el calor puede ser reemplazado por el frío, un frío que es capaz de hacerte sentir que la muerte está cada vez más cerca de ti, viéndolo desde ese punto de vista, claro.
Abrazaba mis piernas con los brazos, llevaba puesto mi pijama, aunque ya había caído la oscuridad de la noche, sabía perfectamente que no saldría a ningún sitio de no ser necesario, todas estaban en casa, pero hacía como si no estuvieran, me gustaba mucho ignorar a las demás personas, y eso incluía a mi familia.
Pasaban los segundos, que se convertían en minutos, y luego horas, podía pasar todo un día allí, sentada junto a la ventana observando la lluvia, estaba tan sumida en mis pensamientos que a penas y pude escuchar la pronunciación de mi nombre en una voz que en ese momento no reconocí. Traté de agudizar mi oído para volver a escuchar nuevamente mi nombre y comprobar si de verdad me llamaban pero...no, no escuchaba nada.
Se me hizo bastante extraño, fruncí el ceño, en realidad ya me había pasado antes, me llamaban pero al preguntar si necesitaban algo de mí nadie lo había hecho.
Me levanté del suelo para dirigirme a paso lento a la puerta de mi habitación, al abrirla, todo estaba oscuro, eché un vistazo al pequeño reloj que estaba en mi cómoda y marcaba las once y trece. Era increíble como había pasado el tiempo y ni siquiera me había percatado de que ya era tarde. Al final aproveché para ir por un poco de agua a la cocina.
Bajé las escaleras poco a poco, observando lo oscuro y silencioso que estaba la casa. Al estar abajo, crucé a mi derecha en donde se encontraba la cocina, abrí la alacena para tomar un vaso y proceder a llenarlo de agua. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal hasta el punto de erizar los vellos de mi piel.
Mientras tomaba un sorbo de agua, de reojo ví una silueta negra posicionada afuera de la ventana a mi izquierda. Casi escupí el agua devuelta al vaso de la impresión y me giré de inmediato para comprobar si de verdad había visto algo.
Pero...no había nada.
—¿Que mierda?—susurré para mi misma por la confusión.
—¿Lina?
Al escuchar mi nombre otra vez, me asusté tanto que el vaso resbaló de mis manos, cayendo al suelo haciéndose añicos, el sonido que causó éste hizo eco por todas partes, haciendo que el susto que tenía antes, se volviera aún más fuerte.
Scarlett -mi hermana mayor- también se sobresaltó al ver los trozos de vidrio esparcidos en el suelo.
—¿Qué te pasa? ¿Estás bien?—dijo mientras me miraba confusa por mi nerviosismo.
Ignoré su pregunta, y volví a tirar la vista hacia la ventana con la esperanza de volver a ver algo extraño, pero como supuse, no había nada.
—¿Que haces? Es tardísimo.—avisó viendo en la misma dirección que yo—. Te ayudaré a recojer este desastre.
Volví a la realidad viéndola agachada en el suelo recogiendo los grandes pedazos de vidrio, así que imité su acción y le ayude.
—Gracias.—dije una vez que terminamos.
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Nada es lo que parece
Mystery / ThrillerLos secretos abundan, el misterio prevalece y la traición reina. Aquí no se puede confiar en nadie...porque nada es lo que parece.