Epílogo

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—Cuanto tiempo Lina.

—Lo mismo digo.— asentí con una sonrisa en mi rostro—A pasado mucho en tanto tiempo. Empecemos por lo más importante ¿Novedades?

Owen se acomodó mejor en su silla, entrelazó sus dedos por encima de la mesa y fijó su mirada en mi. Formé una sonrisa ladina al vernos en esa escena, haciéndome recordar los momentos que habíamos pasado juntos en Rouser.

En el fondo, seguíamos siendo amigos. Y con el paso del tiempo y a pesar de todas las circunstancias, él seguía siendo mi amigo fiel. Y justo ahora lo estaba demostrando.

—Ya todo está listo.

Al escuchar aquello me sorprendió aunque no lo demostré físicamente. Algo dentro de mi tuvo la tranquilidad y el alivio que tanto había esperado, había soñado todas las noches con ese momento, y debía confesar que hubieron veces en que pensé nunca iba a ocurrir. Fue difícil pasar el tiempo en la cárcel, pasar por miles de torturas, y sobre todo había llegado al límite de mi soledad. Estaba pagando todo lo que había hecho, y aunque en el fondo sabía que lo merecía, no estaba dispuesta a seguir en lo mismo.

—Todos estos años estuvimos trabajando duro para encontrar la manera de sacarte de aquí. No fue fácil encontrar aliados y gente de confianza que nos ayudara. Después de la muerte de Leonardo nadie quería relacionarse con Drake, pero lo logramos después de tanta insistencia.

Asentí a cada palabra que salía de su boca. Algo dentro de mi se removió al escuchar el nombre de Drake, lo extrañaba muchísimo, y al saber que él estaba siendo parte de mi salida de ese lugar me hacía pensar que su promesa la última vez que nos vimos, iba a ser cumplida, por primera vez, sentía que si le importaba.

—¿Cuándo será?

—Dentro de dos días.

Tragué saliva.

Dentro de dos días podían pasar miles de cosas en contra de nuestro plan. Pero se suponía que todo estaba calculado, todo estaba perfectamente preparado. Nada podía salir mal.

Un mareo se apoderó de mi, empecé a sudar frío y un malestar incómodo se instaló en mi estómago. Suspiré, lo acepté y miré con firmeza a Owen.

—Si algo llega a salir mal...— el chico no dejó que terminara de hablar negando con la cabeza frenéticamente—Owen no dejes que muera aquí dentro. Por favor.

—Lina nada puede salir mal. Tenemos el equipo necesario, tenemos todo lo que necesitamos, es imposible que algo salga mal. Solo te digo que te prepares para tu libertad.

—Muy bien. Entonces nos volvemos a ver  pronto.

Owen asintió, se levantó de su silla y con una mirada de despedida, salió de la sala cerrando la puerta tras de sí.

Miré al frente tratando de apaciguar los nervios que estaban de fiesta dentro de mi, el nudo en la boca de mi estómago se hacía insoportable, sentía ganas de vomitar, me preguntaba porqué.

Inmediatamente oficiales entraron a la sala, tomaron mi silla de ruedas y con ansias me llevaron nuevamente a mi celda. Sentí alivio al quitarme el bozal, pude notar como aquella pieza incómoda había dejado marcas rojizas en mi rostro, las cuales me ardían, al igual que mis muñecas al estar atada a la silla.

Observé las cuatro paredes pintadas de gris. Un gris deprimente que pronto dejaría de ver, los libros colocados uno arriba del otro de diferentes temas.

Pronto saldría. Pronto estaría fuera de allí. Pronto...pronto vería a Drake.

La impaciencia llegó rápido a mi encuentro. Los nervios estaban a flor de piel. Me senté en mi cama apoyando mis codos en mis rodillas, pensando, haciéndome una idea y varios escenarios de lo que podía pasar pronto.

Nada es lo que parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora