capitulo siete

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—Desde ayer mamá no aparece. Y no tengo ni la menor idea de dónde puede estar ya que la tía Emilia ya se fue del pueblo.— comentó Scarlett, untando mantequilla en una rebanada de pan.

Nos encontrábamos en la cocina, sin nada que hacer. Por mi parte había decido no ir al trabajo por obvias razones, y también porque no me sentía dispuesta, en cambio Scarlett debía asistir a la universidad, aunque a primera hora no tenía clases.

—Llámame egoísta, pero prefiero que no esté por aquí fastidiando.— dije rodando los ojos recordando la pequeña disputa de ayer.

Scarlett me miró con cara de pocos amigos.

—Lina, mamá podrá tener todos sus defectos, pero, es nuestra mamá y sea como sea debemos de quererla.

—No digo que no la quiera, pero tú más que nadie sabe que nos trata como a una mierda. No veo porque tratarla amablemente.— me encogí de hombros trazando círculos invisibles en la encimera.

Si algo tenía Scarlett era un buen corazón, era muy empática con las personas y por eso terminaba destrozada por lo que le hacían. Sin embargo, con el tiempo terminó entendiendo que debía ser más dura, aunque con nuestra madre no lo fuera tanto.

—Li sabes que no me gusta meterme en tus asuntos pero, ¿Quién era el sujeto con el que hablabas anoche?— dejó de hacer lo que hacía para mirarme.

Sinceramente, me sorprendió escucharla, no creí que se diera cuenta, era la una de la madrugada y pensaba que estaría dormida pero, una vez más, me equivoqué.

—Nadie importante, no te preocupes.— dije rápido tratando de evadir las preguntas que se aproximaban.

—Sabes que puedes contarme lo que sea, confía en mí.

—Confío en ti, de verdad. No te preocupes.

Mi hermana era la única persona en la que de verdad podía confiar, pero de algún modo sentía que no era necesario contarle sobre ese chico.

Lo que había sucedido anoche me  parecía irreal, en el sentido de que, cualquier persona cuerda pensaría que todo lo que dijo Drake eran puras mentiras, y como ya había mencionado antes, le creía y no sabía el porqué.

Tampoco quería parecer la típica niñita que estaba enamorada de semejante persona porque, no era el caso, tampoco negaría que sí, el chico era guapo, pero ¿qué tenía que ver una cosa con la otra?

En este tipo de situaciones había que tener la cabeza fría, pensar muy bien y tomar las mejores decisiones, pero ese era mi miedo, equivocarme con respecto a estas dos personas que sentía, jugaban conmigo.

Entonces siempre me preguntaba ¿A quién le creía? ¿Quién decía la verdad?

Desde la otra noche, no había vuelto a ver a Owen, y mentiría si dijera que en las últimas semanas había estado comportándose normal, porque no, pero tampoco tanto como para sospechar de él... ¿o sí?

Algo que no encajaba en mi cabeza y en todo ese juego de puzle era que, si de verdad Owen quería hacerme daño o buscaba algo de mi, ya lo hubiera hecho ¿no? Es obvio, porque una persona inteligente actuaría lo más rápido posible antes de que alguien se le adelantara -y con ese alguien me refiero al pelinegro- es algo que si fuera yo, haría.

Entonces ¿Que esperaba Owen? ¿Porque me buscaba? ¿Que querían de mi?

Preguntas como esas siempre me daban vueltas en la cabeza hasta el punto de darme jaqueca...

Después de un largo rato, Scarlett se fue de casa con Grace. Así que el resto de mi día consistió en quedarme acostada en el sofá, buscando algo entretenido en la vieja TV.

Nada es lo que parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora