capitulo dieciséis

30 15 0
                                    

Lina.

Minutos antes.

Jamás en la vida hubiese imaginado que existía la posibilidad de que mi vida cambiara. Quizás si podía cambiar el aspecto de convivencia con mi madre, pero nunca imaginé que fuese tan drástico el cambio.

Y ahora...frente a mi se encontraba la casa más grande jamás vista.  Personas con traje sacados de películas. Y...una puerta que al cruzar, revelaría verdades ocultas.

Notaba como Drake me miraba de vez en cuando, detallando cada gesto e impresión en mi rostro, pero de mi parte, no hacía más que asentir a cualquier cosa, o simplemente obedecer.

Me pareció bastante extraño como aquellos hombres con traje trataban a Drake, como si fuese alguien importante. Lo miraban con respeto, y admiración.

¿Porqué?

Uno de ellos en especial, sonrío al verlo llegar, dándole la mano para luego abrazarlo con aprecio, como si se conocieran de toda la vida.

Entonces me pregunté que tipo de puesto tenía Drake como para que muchos le respetaran.

Y luego lo entendí todo...

Entramos a la gigantesca casa, y sinceramente era demasiado grande para mi gusto.

Era elegante, lujosa...era...increíble.

Parecía un palacio. Y no pude evitar sentirme como una cucaracha delante de ella.

Seguí a Drake hasta lo que se sabía era la sala de estar, y me detuve en una esquina para no estorbar, aunque sabía que esa pronto sería también mi casa.

Drake asintió lentamente al aviso de su amigo cuando dijo que iría por el jefe.

No pude evitar los nervios al sentir los pasos de personas acercarse a la sala. Mi estómago estaba revuelto.

¿Cuál sería su reacción al verme?

¿Y si no soy...lo que esperaba?

Preguntas y más preguntas inundaban mi cabeza sin respuesta alguna.

Y de pronto, un hombre trajeado emergió de un pasillo; era alto, delgado, con porte masculino, era de esos hombres que veías una sola vez y jamás se salía de tu cabeza. A pesar de tener entre cuarenta y cincuenta años, se veía joven.

Detrás de él, apareció una mujer con vestido negro por debajo de las rodillas, esbelta y elegante. Cara fina y delgada, pómulos salientes, ojos pequeños y labios finos pintados de rojo.

—Drake.— pronunció el hombre recién llegado.

Ambos señores miraron con alivio al chico que hace unos minutos atrás me acompañaba, y luego corrieron a su encuentro abrazándolo.

Pero eso no me importó, porque no podía asimilar lo que había escuchado salir de la boca de Drake.

Padre...

Él dijo...padre.

Yo...no lo podía creer. Creí escuchar mal pero él, no corrigió ni se retracto de lo dicho.

Él era su padre, al igual que el mío, y eso quería decir que...¿Drake era mi hermano?

No. Eso no podía ser, yo no pude....

¿Mi medio hermano me gustaba?

¿Pero que mierda pasaba?

¿Como...cómo podía?

Él, simplemente no dijo nada, no lo insinuó siquiera.

Y ahora yo... él me gustaba.

Eso era, horrible.

Nada es lo que parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora