Mi subconsciente me estaba empezando a gritar que dejara los ataques de celos con Drake. Y aunque no lo quisiera admitir, si sentía un poco de celos, solo un poco.
No quería convertirme en la típica chica celosa por el chico malo, porque no era el caso. La cuestión era que me molestaba que me tratara indiferente, y que le diera atenciones a otros. Quizás sí podía entender el hecho de que era una recién llegada a su vida, a lo mejor y me veía como la persona que invadió su espacio.
Sí, lo entendía. Pero lo que no entendía era porque me trataba mal, ¿que hice para que lo hiciera?.
Luego de ver cómo me corrió de aquel lugar luego de que la arrastrada que tenía por nombre Alyssa, entró sin siquiera preguntar si estaba ocupado, me molestó demasiado.
Lo que me hacía molestar con respecto a ella era lo falsa que llegó a ser cuando recién llegué a la casa. Era como si sintiera que le quitaría su lugar; lugar que obviamente nadie le ofreció.
Sabía que en el momento uno en el que tuviera la oportunidad de perjudicarme, lo haría sin dudar.
Al igual que Dévora. Esas dos me caían como una piedra en el hígado, y ya eso era mucho.
A pesar de no interactuar mucho con ellas, mi instinto me decía que algo no andaba bien.
Nada andaba bien con esas personas, sin embargo, dejaría la paranoia a un lado y me concentraría en dejar que las cosas fluyeran debidamente.
Me había alejado lo suficiente de la cancha de tiro, pensando en que hacer los próximos días sin aburrirme en el intento. Lo único que me mantenía ansiosa era saber si mi padre ya había conseguido información con respecto a mi familia. Quería que me entregaran el cuerpo de Scarlett por lo menos.
Sentía la necesidad de darle un lugar en el que descansar en paz. Se lo merecía.
Me encontraba en el jardín trasero de la casa, observando los diferentes tipos de flores que se encontraban y que de hecho, ni sabía los nombres.
Sentí la presencia de alguien tras de mi, y sin poder evitar, mi cuerpo se estremeció haciendo que los vellos de mi piel se erizaran.
—Hola.
Oí decir al chico que estaba ahora a mi lado.
Sabía quién era porque anteriormente lo había visto. Pero ahora, tenía el privilegio de poder detallarlo mejor. Era alto, deducía que la misma altura que Drake, con la piel un poco bronceada, nariz pequeña, al igual que su boca y ojos, los cuales eran de color verde. El cabello era entre castaño y rubio, combinación que por cierto era estupenda. Iba vestido con pantalones de carga negros y un suéter de color blanco, acompañado de botas trenzadas.
Era el mismo chico que nos recibió a Drake y a mí cuando llegamos. El que portaba una sonrisa característica de él, porque en ese preciso momento también la tenía.
—Hola.— respondí igual.
Ambos miramos al frente sin decir nada. Admirando la hermosa mañana que hacía, el sol estaba en su máximo esplendor, pero aún así, miré sin importar que luego me dejara sin vista.
—Al fin tengo la suerte de conocerte.— se giró para verme y presentarse—. Soy Adam.
Apreté su mano mirándolo a los ojos. Se podía ver qué parecía buena persona, aunque no quería confiar demasiado rápido.
—Soy Lina.
—Sí, lo sé. Tu papá no ha desaprovechado la oportunidad de hablar de ti cada que se puede.
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Nada es lo que parece
Mystery / ThrillerLos secretos abundan, el misterio prevalece y la traición reina. Aquí no se puede confiar en nadie...porque nada es lo que parece.