Estaba feliz por la llegada de sus padres, la verdad es que los había extrañado mucho, al final era su pequeña niña, la consentida de la familia aunque durante mucho tiempo ella detestara serlo. Ahora sus hormonas solo deseaban que la mimaran y la quisieran.Espero en la entrada de la casa junto a la ventana para ser la primera en darse cuenta que llegaban. Los carros entraron a la propiedad y ella se levantó en un salto al igual que sus hijas que estaban más que inquietas por la llegada de sus abuelos.
Abrió la puerta y sintió a Bianca y a Carlo tras de ella diciéndole que no corriera que podría caerse pero ella poco casi hizo cuando vio a su madre bajar del carro y abrir sus brazos para ella.— Mi bebé estás hermosa — dijo besando sus mejillas una y otra vez — déjame verte — pidió alejándose un poco del abrazo — estás cada día más espléndida, te sienta tan bien este embarazo.
— Mamá no mientas — sintió las lagrimas asomársele .
— No miento cariño — dijo entre risas— te ves preciosa, ¿verdad Emilio?
— Verdad, estás preciosa pequeña, déjame abrazarte pidió su padre.
— Yo también quiero abrazarla — chilló una voz conocida por todos — ¡Cugina! — se le tiró encima, la abrazó tan fuerte que pensó que le sacaría todo el aire.
— Bienvenidos a casa — escuchó a Carlo aparecer tras de ella — Nicoleta, Emilio, Fiorella... ¿donde dejaste a mi primo?
— Aquí estoy — saludó detrás del carro con las maletas en las manos — ¿me extrañaste primito?
— Nunca me oirás decirlo — dijo su marido acercándose a ayudarlo con todo el equipaje.
— Entrenos, tengo mucho que contarles y alguien a quien presentarles.
Juntos entraron, los hombres se encargaron de las maletas mientras ellas charlaban del viaje a New York. Se sentaron en la sala, Bianca les llevó tentempiés y una limonada fría para refrescarse. Fue entonces que sintió nuevamente el chillido de su prima, la observo y tenía los ojos como platos viendo su mano directamente.
— Gia Bianchi te comprometiste — se acercó a ella y tomó su mano para ver más de cerca el anillo, no no no puedo creer que hayas hecho esto sin estar nosotros contigo , ¡Zia Nicoleta tu hija se casó en New York sin decirnos nada!
— Gia cariño dime que no hiciste eso — la voz de su madre tembló y ella no tuvo más opción que asentir.
— Carlo me propuso matrimonio y en un arranque nos casamos por lo civil al día siguiente — confesó tapándose la cara — lo siento por no avisarles.
— Bueno al menos fue por el civil solamente — dijo su padre — tendremos la oportunidad de planear tu boda por la iglesia.
— ¿O también se casaron por la iglesia?, di la verdad Gia, ¿me vas a quitar la oportunidad de ser la madrina de tu matrimonio? — se quejó Fiorella.
— No no, solo por el civil — trató de calmar los ánimos.
— Se lo tenían bien guardado primo — intervino Enzo — y yo que creí que quien daba las sorpresas éramos Fio y yo.
— Anda Enzo, no le eches más leña al fuego — pidió.
— Tenemos que ponernos manos a la obra con el matrimonio — dijo su madre palmeando su mano — hacerlo cuanto antes.
— Mamá todavía hay tiempo — dijo — quiero casarme por la iglesia luego de que nazcan las niñas.
— Respeto tu decisión hija — su padre se sentó al otro lado del sillón y le tomó la mano — será como ustedes quieran, después de todo es su vida y su matrimonio, no volveremos a caer en antiguas malas costumbres.
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Regalo de Amor
RomanceGia Bianchi es una hermosa diseñadora de interiores que muere por ser madre y formar una familia pero se ha cansado de esperar al hombre perfecto. No era que no lo hubiera intentado, era hermosa y cientos de hombres la habían cortejado a lo largo d...