Capítulo 19

706 36 2
                                    


Había logrado calmarse pero aún continuaba con los sentimientos a flor de piel. Le costaba ser dura con Carlo pero si no lo hacía su relación se iría a la basura antes de que diera a luz. Él era un hombre acostumbrado a parecer un fortaleza inquebrantable el cual podía soportar cualquier guerra o batalla manteniéndose en pie a pesar de todo pero ella no estaba dispuesta a permanecer dentro de aquella fortaleza como si fuera una damisela en apuros.

— No quiero que calles — le dijo sintiendo como una corriente atravesó su cuerpo al sentir sus brazos rodeándola — quiero que confíes en mi y arreglemos las cosas juntos... si, quiero paz y tranquilidad pero no a costa de vivir en un mundo irreal haciéndome la ciega, llevando una vida perfecta y maravillosa... yo no soy así Carlo, me conoces desde que tenemos uso de razón y sabes que hice todo lo posible para deslindarme de la carga que es llevar el apellido Bianchi porque mi intención no era vivir la vida perfecta que ellos prepararan para mi si no la que yo misma creara con mis manos... y si tú quieres tenerme en una fortaleza para protegerme quizás deberíamos plantearnos ponerle fin a esto.

— No podría vivir sin ti — la respiración de él contra su cuello la hacía flaquear — nunca he podido hacerlo y no quiero aprender a hacerlo.

— Entonces háblame, ábrete a mi, comparte las cargas conmigo — pidió dejando que una nueva lágrima escapara — soy la mujer que te ama y no puede hacer nada para aliviar eso que te tiene así.

Carlo permaneció un buen rato en silencio, ambos escuchaban la respiración del otro y las palpitaciones de dos corazones que estaban llenos de amor. Suspiró y se dió por vencida... no le diría nada y ella no tenía fuerzas para seguir nadando contra la corriente.

— Claire dará una declaración en televisión nacional e internacional ... luego de todo lo que salió en los medios gracias a mi madre simplemente enfureció y para esta hora es probable que esté a punto de acabar conmigo y mi familia.

Sintió unas terribles náuseas darle vuelta a su estómago, tan fuertes que apenas pudo controlarlas y permanecer en pie.

— ¿Eso es lo que llevas ocultándome desde que llegamos? — lo sintió asentir sin despegarse de ella — supongo que intentaste hablar con ella.

— Si pero fue imposible convencerla — giró sobre sus talones quedando frente a él — ni Enzo ni Fiorella lograron llegar a ella.

Quizo reír... hasta su prima sabía.

— Y tus padres saben de esto ¿no? — asintió cabizbajo — Han de suponer que gritará a los cuatro vientos que le fuiste infiel y que tienes una relación secreta conmigo — rió sin poder creerlo — y no hicieron nada porque quieren que lo diga.

— ¿Qué?

— ¿Crees que si quisieran detenerla no hubieran encontrado una manera de chantajearla o de callarla? — eran tan predecibles como sus padres — esto era lo que ellos querían.

— Esto nos afectará Gia, sabes cómo es nuestro mundo y que mi nombre aparezca en cada revista, periódico y por toda internet no me hará las cosas más fáciles aquí... el éxito de la nueva sucursal depende de mi.

— Déjalos hablar — dijo ya harta de tener que vivir con miedo — si tenemos que empezar desde cero lo haremos juntos Carlo... no me importa el que dirán, me importas tú y estos bebés.

Tomó su mano y guió la gran y cálida mano del hombre que amaba poniéndola sobre su vientre, unió su frente a la de él respirando con mayor facilidad, el nudo que traía en el pecho desaparecía poco a poco sintiendo por fin un poco de paz antes de la tormenta.

— Yo solo quiero que sea lo que sea que pase siempre seas sincero conmigo — pidió hundiendo la nariz en su pecho embriagándose con su aroma — no necesito más.

Regalo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora