Habían pasado ya varios días desde la llegada de los padres de Gia a Roma, todos habían pasado momentos únicos y en familia junto a ellos pero ya era hora de volver a la realidad así que tan pronto dijeron que volvían a Palermo ella se anotó en el viaje de regreso porque tenía que hacer muchas cosas que hacer en la ciudad.
Gia había insistido en acompañarla a hacer lo que tenía que hacer y no pudo negarse, necesitaba todas las fuerzas posibles para enfrentarse a su pasado.— Ya estamos aquí — me dice deteniendo el coche frente al restaurante bar cercano a la costa — vamos que dentro de poco van a abrir.
— Está bien — dijo agarrando fuerte su bolso — vamos cariño tengo que presentarte a alguien.
— Ta ben mami — lo bajó de la sillita del carro y cruzaron la calle los tres juntos.
Tocó la puerta de madera varías veces sin tener éxito, ya se estaba desesperando y todo su cuerpo le decía que huyera de ahí y dejara las cosas como estaban. Cuando estaba por dar media vuelta escucharon a lo lejos un "Ya voy, un momento" era la voz de Lorenzo. Todo en ella tembló desde la cabeza hasta los pies, algo que no pasó desapercibido por su cuñada quien la abrazó por los hombros y le dijo que todo estaría bien.
Cuando Lorenzo abrió la puerta sus ojos se le abrieron como platos, era obvio que la había reconocido.
— Se que piensas que te abandone — empezó la conversación — pero la verdad es que todo fue obra de mis padres, Lorenzo.
— Pia — fue lo único que logró decir o más bien balbucear — entren por favor — pidió abriendo las puertas del local que ya ella conocía — ¿les ofrezco algo de tomar?
— Agua — replicó Gia sentándose en una de las sillas que le había ofrecido.
— Aquí está — colocó los vasos sobre la mesa y se sentó junto a ambas.
— La razón por la que desaparecí hace años fue porque mis padres descubrieron que estábamos saliendo — explicó poco a poco — descubrieron que estaba embarazada y me sacaron del país sin que nadie se enterara, ni siquiera mi hermano lo sabia.
— ¿Embarazada? — tartamudeó — eso quiere decir que ... — miró a Benjamin y ella asintió.
— Benjamin es nuestro hijo — dijo finalmente dejando salir aquel secreto que llevaba guardando por años.
— Hola pequeño — lo saludó dándole la mano — soy tu papá — dijo con miedo y emoción en la voz.
— apa? — la miraba confundido.
— Mamá y papá — se señaló a ella y a Lorenzo para que pudiera comprender mejor.
Le explicó cómo había sido su vida esos dos años, desde el inicio cuando la prueba dio positivo hasta el final en el que su hermano y cuñada terminaban por rescatarla y ganaban la custodia de su hijo para ella. Ahora estaba intentando organizar su vida pero para eso necesitaba saber si él quería estar presente en la vida de Benjamin, hacerse cargo de su paternidad y de todo lo que eso conllevaba.
— Por su puesto que le daré mi apellido a este pequeño, no seré un DeLuca pero te doy mi palabra que haré todo mi esfuerzo para que a él no le falte nada.
— Me alegra oír eso — suspiró finalmente — pensé que me odiarías y no querrías saber nada de mi.
— No fue tu culpa — colocó la mano sobre la suya — viviste muchas cosas solas que nadie querría vivir, comprendo que no pudiste comunicarte porque siempre estabas vigilada.
— Me alegra saber que eres un buen chico Lorenzo — intervino su cuñada — lo que más necesita Pia ahora es nuestra ayuda y comprensión.
— Y así será de mi parte — dijo con firmeza.
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Regalo de Amor
RomanceGia Bianchi es una hermosa diseñadora de interiores que muere por ser madre y formar una familia pero se ha cansado de esperar al hombre perfecto. No era que no lo hubiera intentado, era hermosa y cientos de hombres la habían cortejado a lo largo d...