Capítulo 2

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"Se merece el universo entero
y me escogió a mí"

Mentiría si dijera que no sintió como sus brazos le fallaban y su respiración comenzó a acelerarse, bajo a Gia de sus brazos y tomándola por la cintura para que no se diera contra el piso abrió la puerta del lujoso chalet de su amiga.

— No sabes lo que dices, estas borracha y mañana no sabrás dónde meter tu cabeza cuando recuerdes esto — espetó ayudándola a entrar.

— Si... si lo estoy — respondió con lentitud para luego soltar una pequeña risita — precisamente te lo .... digo así ... porque luego no tendré ... el valor — confesó apuntándolo con el dedo — además no tendrás que hacerme el amor — se tensó ante sus palabras — sólo donarme tu semen y ya.

Ella colocó ambas manos sobre sus hombros para mantener el equilibrio, lo miró a los ojos y un puchero se formó en su cara.

— Eres el único hombre al que conozco lo suficientemente bien... para saber que mi hijo será alguien bueno, inteligente ... además sería concebido por un acto de amor — añadió ella logrando descolocarlo aún más — porque tú me quieres ¿no?

— ¿Qué pregunta es esa? Claro que te quiero pero es una locura ¿no crees? — la castaña negó con vehemencia

— Eres guapo, inteligente, exitoso, siempre has tenido instinto paternal — habló ella rápidamente.

— ¿Qué te hace pensar que te donaría mi esperma? — preguntó tratando de permanecer calmado

Ella ladeó la cabeza y negó.

— No creo que lo hagas ... pero tenía que decírtelo — afirmó.

— Mejor ve a la cama Gia lo que necesitas es dormir — la acompañó hasta la habitación y solo la dejó hasta que se aseguró que había quedado dormida en su cama.

Arrastró los pies fuera del lugar con la cabeza dándole vueltas, un hijo de Gia con él...una corriente recorrió su espalda haciéndolo estremecer.
El camino de vuelta a la fiesta no fue nada fácil y mucho menos permanecer en ella después de las confesiones de su amiga, por suerte Claire no demoró en cansarse y le pidió volver a casa.

A casa... ese lugar que compartía con la mujer que había elegido para compartir toda su vida aunque su propia familia estaba en contra. Sonrió con cansancio cuando ella se acercó a ayudarlo con el saco y depositó un beso en sus labios antes de internarse en el baño seguramente a retirar su maquillaje.

No había podido dormir en toda la noche, ya de por si lo del donante le parecía una locura y que Gia fuera una madre soltera tampoco es que le agradara mucho... todavía no había sido capaz de asimilar la propuesta que le había hecho anoche. Gia era una mujer hermosa eso nadie podía negarlo, era atractiva con aura de sensualidad e inocencia que a más de uno había vuelto loco pero ella era su amiga... solo su amiga.

Trató de al menos tener unos minutos de sueño antes de que amaneciera, se acomodó en la cama topándose con el cuerpo de su esposa quien dormía plácidamente sin tener ni la menor idea de lo que pasaba por su cabeza. De algo si estaba seguro y era que ni loco le contaba eso a Claire porque no había que ser adivino para saber que no lo tomaría nada bien.

Había estado toda la mañana distraído, era sábado y como siempre era día de reunión pero en ese preciso momento le importaba cinco pepinos en cuanto estaban las divisas o si eso afectaría la operación de la empresa ese mes. Gia Bianchi era todo lo que ocupaba su cabeza en esos momentos así que dio por terminada la reunión bajo la mirada estupefacta de sus subordinados.

Regalo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora