Chapter 8

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Sadasha

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Sadasha

Se inclina para quedar de lado con el rostro de frente al mío, y así tan cerca siento su aliento en mis labios. Su mirada directa en los míos hace que no pueda dejar de ver los suyos. Es un momento tan íntimo que realmente me impresiona que lo esté viviendo con él.

Sin pensarlo mis dedos van directo a su rostro. Él no se mueve del lugar, sino que me da acceso a tocarlo. Muevo mis yemas por su perfecta cara, empezando por su estrecha frente, sigo hasta sus pobladas y castañas cejas, trazo con mi dedo su nariz hasta llegar al borde de sus carnosos y rosados labios.

Los palpo con timidez pensando en cómo sería que me besaran a mí. Aunque pensándolo bien él nunca me ha besado desde que tuvimos sexo. ¿Por qué?

—¿Te gustó? —pregunta murmurando.

Yo asiento con una leve sonrisa y me mira serio. Su grande mano va a mis labios, los toca mientras los ve con intensidad.

¡Bésame!¡Bésame!

—Debes vestirte —me pide cortando todo el ambiente que hemos creado.

Caigo hecha trizas sobre el estiércol recordándome internamente mi lugar en su vida.

Me levanto y bajo su mirada comienzo por mi ropa interior, la pongo y luego sigo con el largo y ancho vestido. Cuando lo tengo listo, tomo el pañuelo del suelo y lo amarro cubriendo todo mi cabello con el mismo.

—Alteza —le digo haciéndole una pequeña reverencia.

Salgo con rapidez por la puerta, y siento que al fin puedo respirar y soltar lo que se me acumuló en el pecho cuando dijo esas dos palabras.

"—Jamás estará con alguien como tú —me digo mentalmente."

Para mí es satisfactorio pensar que el sexo es algo sumamente delicioso y que por gusto no se estableció entre las parejas, sentí ese lazo al estar los dos como uno solo, sentí esa fuerza y complicidad entre nosotros , y por ello lo confirmo mentalmente, debe ser entre parejas. Es demasiado fuerte y especial , pienso que con amor de por medio debe ser algo maravilloso.

Él solo me quiere para esto, jamás estaría con alguien con un nivel como el mío, ni siquiera me besa en los labios.

Salgo fuera y todo es alegría y festividad, sin quererlo las lágrimas que había derramado en los pasillos ya se han secado al ver cómo se divirte la gente. Voy directo al bufete y como uno que otro dulce. Su presencia hace que me voltee cuando lo siento cerca de mí entrando al lugar. 

Las señoritas le caen encima ofreciéndose para bailar «¿o puede que para algo más?» sus ademanes y expresiones faciales dejan ver muchas cosas y creo que van más allá que un simple baile. Esteban no mira ni le presta atención a ninguna, camina en dirección a sus padres hasta que siento por unos instantes sus ojos en mí.

Dueña de sus VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora