Chapter 22

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Sadasha

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Sadasha

Casi dos meses han pasado desde que entró de aquella forma a mi habitación. No sé por qué , pero me tomé las palabras de Elena muy en serio aquel día. Por tanto ya estoy de casi 5 meses y las náuseas y mareos han cesado bastante, aún las ganas de comer todo el tiempo no se me quitan y mucho menos el querer pasar el día entre al sábanas.

Estoy tan sencible que por nada me hecho a llorar o a gritar como una posesa. Me viene a la mente cuando mis esclavas trajeron la cena a mi habitación, tenía tantas ganas de comer conejo asado, que nunca pensé que me fueran a traer el animal entero en una bandeja, no era muy grande y créanme cuando les digo que podía comerme tres de esos aquel día, sin embargo me dio por llorar al ver el pobre animal asado siendo servido en mi mesa.

Y así ando en estos meses , todo me molesta y me asfixia solo pensar en el jodido hombre que me saca de quicio cada que lo tengo cerca. Viene a mi habitación todas las mañanas a darme los buenos días, aunque ni siquiera lo dejo entrar, el caso es que él consiguió llaves y no puedo más que echarlo. Por las noches es lo mismo , entra a desearme unas buenas noches.

Sin embargo debo admitir que los primeros días le lanzé varias bandejas o jarras de comida, me he ido acostumbrando a tolerarlo, aún me duele pensar que me haya traicionado, en especial cuando aún frente a mis narices sigue afirmando que él no la ha tocado más que la noche de bodas.

¿Han escuchado que el tiempo cura?, pues no puedo negar que ya lo espero todas las mañanas y las noches. A veces me preocupo cuando llega más tarde de lo habitual y eso no quiere decir que lo haya perdonado , porque no es así, pero sé que aunque él no me ha sido leal , incluso los he visto varias veces juntos tomando té como una familia feliz , sé que mis sentimientos hacia él no han cambiado en lo absoluto y cada vez que lo tengo cerca solo quiero que volvamos a ser Esteban y Sadasha.

Pongo la seda sobre mi cuerpo cuando siento la puerta abrirse sin siquiera preguntar. El prominente cuerpo de Esteban se adentra a mi habitación. Luce un pulcro y perfecto traje de color verde muy oscuro.

—Buen día nena, ¿cómo estás? —pregunta y mi estómago revolotea al escuchar como me llama.

Una sonrisa se estampa en mis labios sin mi celebro ordenarlo.

—Bien —contesto.

Veo que camina poco a poco hacia donde estoy , justo atrás de la gran cama. La rodea hasta llegar a mi sitio. Sube una de sus fuertes manos hasta dejarla en mi mejilla y acariciar la misma. Sus dedos envían señales por todo mi cuerpo , señales que me hacen estremecer con cada caricia suya.

—Te extraño mucho pequeña.

Su mano no deja mi rostro mientras nuestros ojos están fijos mirándonos el uno al otro. Si las miradas hablaran , las suyas dijeran muchas cosas cada vez que me ve.

—Yo también te extraño Esteban —expreso con suavidad y sus ojos se abren impresionados.

Baja su mano hacia mi panza ya sobresaliente, mi bebé crece por días y mi cuerpo con él. Casi ni me reconozco cada vez que me veo al espejo. Su mano va de un lado a otro sobre mi panza mientras sus ojos iluminados la siguen con la mirada.

Dueña de sus VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora