Chapter 14

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Sadasha

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Sadasha

El día se me torna extenso sin hacer nada más que estar sumida en mis pensamientos. Viene la mujer otra vez a la habitación antes del anochecer, para echarme el agua en la gran tina de la habitación de baño. No hablo palabra alguna con ella pues su cara está apretada y sus ojos nuevamente en el piso.

Me baño limpiando mi cuerpo de toda suciedad y cuando salgo, veo sobre la cama un nuevo vestido, distinto al que usaba. El mismo es de color café, es de cuello bien alto y mangas hasta las muñecas. La hilera de botones que cierran el mismo tienen a su alrededor un tipo de bordado bastante trabajado.

Corro a ponérmelo pues jamás en la vida me he puesto algo de semejante calidad. No es para nada como el que usan la princesa y la duquesa rubia, pero es precioso. Cepillo mi cabello con el cepillador y veo mi reflejo a través de gran espejo en la pared. Creo que le dicen espejo, nunca había visto algo así hasta que llegué al castillo.

Me veo como una chica de piel muy blanca y ojos muy negros como la noche, convinan con perfección con mi cabello negro azabache lleno de rizos naturales. Mi reflejo mira con atención en mí aspecto y me detallo con escrutinio. Y viéndome con atención cojo el pañuelo y tapo todo mi cabello dentro del mismo.

Veo la bandeja de plata con la cena y comienzo a comer. Debo ser fuerte, mi meta ahora es tratar de sobrevivir a lo que sea que planee esa lunática. Tengo que dormir lo suficiente y alimentarme todo el tiempo. No sé por qué ella se dedica a hacer esas cosas, pero se equivocó de persona o más bien encontró la correcta, no se dehacerá de mí tan rápido.

Tengo que conocer este nuevo terreno para así poder salir. Mi plan desde que llegué es huir. Y ahora que di dos o cien pasos atrás mucho menos voy a rendirme de lograr lo que quiero. La oscuridad de la noche me envuelve y con ella la ténue luz de las velas. Recuesto mi cabeza en la almohada tratando de conciliar el sueño.

Porque por mucha psicoterapia mental que me de, sé que mañana no la tendré nada fácil. Doy vueltas toda madrugada en la cama, sintiendo que cada vez mi garganta se seca y mi pecho se aprieta, que cada vez está más cerca la hora en que entre por esa puerta.

            
                               ***

Los ruidos metálicos  intensos me hacen sobresaltar en la mullida cama, fijo mi atención en lo que tengo en frente. La chica de ojos diferentes me sonríe enseñando todos sus perfectos dientes, esa sonrisa maligna que me dedica hace que mi corazón retumbe con cada paso que da hacia mí. Sus manos cargan una bandeja con desayuno, se sienta a mi lado en la cama y la pone sobre la misma.

—Buenos días Sadasha, ¿dormiste bien? —su melódica voz envía señales de peligro por todo mi cuerpo.

Asiento con la cabeza y miro la bandeja.

—Vamos desayuna que debemos comenzar —comenta suavemente  y no espero a que comience a gritarme para comer.

Mis dedos toman los calientes panecillos de chocolate y con la otra mano tomo un poco de leche tibia. Mi paladar goza por lo delicioso que está y no me percato de que una de sus manos toca mi cabeza.

Dueña de sus VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora