9. Todas las amenazas llegando

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— ¿Desde cuándo fumas?

—Desde que los ansiolíticos no funcionan. —responde Jimin con voz arrastrada y medio dormido.

Namjoon está a poco de dormirse de nuevo, se siente totalmente drenado y destruido de tanta actividad tan temprano. Tuvo su sesión de ejercicio aquí complaciendo a dos hipersexuales. Con uno de ellos, siendo casi de su peso y el otro, exigiendo que lo abrazara como si la vida se le fuese a ir en ello.

Fue una mañana demasiado agitada y está más que seguro de que lo hicieron a propósito por Jin, Yoongi y Taehyung. Tan solo pide interiormente que Jimin no se haya sentido forzado en ningún aspecto. Es más incómodo cuando se trata de personas que quieres después de todo.

—No fumes. —murmura Jungkook, abrazando a Jimin por la espalda y dormitándose con rapidez. Namjoon bosteza, le quita a Jimin el cigarro y lo aplasta en un trozo de cuero que hay en la mesa de noche.

—Me estreso mucho si no fumo. Estoy estresado.

—Pensé que esto te había quitado el estrés. —farfulla Jungkook disgustado. Jimin niega con la cabeza.

—No me lo quita si lo que lo causa, sigue allá fuera.

Queja en voz alta, fastidiado y Namjoon encoge de hombros, entiende la sensación. Jimin se vuelve a acostar en la cama. Busca de abrazar a Jungkook y que se le quite la rabia. Ya es un poco tarde, seguro hay gente preguntándose por qué no han aparecido ninguno de los tres. Comentar al respecto como los chismosos que son hablando de vida ajena.

Lo usual.

Lo que no es usual el sonido extraño en el comunicador que Namjoon lleva a todos lados, incluso al baño.

—Oye Namjoooonn... tengo a unos amigos tuyos aquí.

Jimin levanta bruscamente de la cama, casi ahogándose con expresión alterada por la voz de Ming. Namjoon coge el comunicador, buscando su ropa para ponérsela lo más rápido posible—. ¿A sí? No me digas—ironiza, quiere pensar que simplemente alguien dejó el comunicador por ahí y Ming lo provecha para asustarlo.

Jungkook salta de la cama a vestirse, mareándose por el movimiento brusco y la ligera molestia en la cadera y muslos. Jimin se va solo con una sábana puesta a por su ropa. Usar la de Namjoon sería terrible de lo grande que es. No le importa si es Ming teniendo un comunicador de alguno de ellos o habiendo conseguido el canal por el que se comunican.

Tiene que pedir ayuda, por desgracia.

— ¿Quieres escucharlos? A ver... Tú, que arruinaste un tiro perfecto.

No me vayas a regañar, esto tenía buena intensión-

— ¡HOSEOK!

El grito conjunto de Jungkook y Namjoon es peor que nada. No se supone que este fuera y no se supone que esté allá mil y un cosas cruzan la mente de Namjoon, una peor que la otra. Lo más probable es que Ming crea que todos son inmunes y haga que muerdan a Hoseok. Jungkook se va amarrando el cabello a medida que se dirige a su habitación para tomar la sobaquera, sus botas y salir a toda prisa hacia allá.

Wow, cuanta pasión—burla Ming—. Quería pensar que ibas a estar aquí, pero supongo que solo estos tres tontos cayeron en la trampa—lamenta dando un suspiro—. Como sea, qué quieres que te diga, mi abanico de posibilidades en este momento está muy abierto-

—Como tus malditas piernas, puta de mierda. Supongo que no te queda de otra que dejar que alguien te coja porque ya no tienes huevos. —gruñe Namjoon avanzando hacia su oficina. Necesita la dirección. Le extraña que esté tan tirada por ahí. Sabe que Jungkook pasó por aquí ya, pero no lucia tan nervioso.

Sempiternal: Battlefield || BOOK 5#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora