25. Mente quebrada

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Respira profundo y se remueve inconscientemente, tirado en el suelo y con dificultades respiratorias. También para mantener los ojos abiertos. Se siente muy inflamado y es desagradable. Por más que trata de estirar su cuerpo, se encuentra impedido por ataduras en las manos, piernas, pies; un total fastidio. Jungkook se queda quieto unos instantes, tratando de rememorar qué es lo que pasó.

Las memorias se acomodan en su cabeza y suelta más aire. De alguna forma, su cuerpo parece más un globo que un cuerpo en sí. Trata de liberarse por vez incontable y no consigue nada aparte de dar un quejido frustración.

Le duele la mandíbula, le duele la lengua que no está tan larga como debería. Siente el corte que cicatrizó; todo gracias a que usaron metal ardiendo para ello. Está a la mitad, claramente en espera de si deben cortar más o pueden dejarlo de esa forma. Su preocupación entera se dirige a Jimin.

¿Cuánto tiempo tiene aquí inconsciente? ¿Qué pasó con él?

No puede permitir que corten sus piernas.

No tendrá como hacerlo mantenerse vivo si permite que eso suceda.

Se arrastra a costa de rasguñarse el rostro y romper un poco más su ropa de por si en mal estado. Poco a poco consigue hacerse hasta la pared, al tratar de subir, no consigue mucho más que caer de cara al piso y romper su propia nariz.

—No lo intentes mucho. Si te dejaron así aquí, es porque pronto vendrán a buscarte. Para bien o para mal.

—No me... importa...

—Que feo suena—replica quien habló—. ¿Te cortaron la lengua? Qué raro, usualmente lo hacen con gente que ya ha estado aquí por un tiempo. Así no se quejan tanto.

—O mejor dicho, no se entienda de lo que se quejan. —Corrige alguien más.

—Jeonghan ha sido el más listo a la hora de torear eso.

—Obviamente. Que el mundo se haya ido a la mierda no va a quitarle lo tramposo. Como mucho se lo acentúa.

Jungkook frunce las cejas. Un hombre llamado Jeonghan que es tramposo. A duras penas consigue darse la vuelta para quedar sentado. Con ojos fruncidos para tratar de mirar, logra distinguir a las cuantiosas figuras en la penumbra. Este cuarto es mucho más grande de lo que pensó y por lo que alcanza a distinguir, solo hay hombres aquí.

Todos en el mismo estado paupérrimo y casi patético. El murmullo sale de su boca, casi esperanzado de que sea lo que parece—. ¿Mingyu...? ¿Minghao?

— ¡EH! ¡QUE ES JUNGKOOK!

Se levantan apresurados y van hacia él. Jungkook queja en voz baja, adolorido por la liberación. Irónico que lo que busca, también causa dolor. Se siente aplastado por el abrazo de sus dos amistades. Asume que varios de los que están aquí, pertenecen Seventeen. Es una maravillosa y casi asquerosa coincidencia.

¿Por qué tienen que encontrarse aquí? ¿No podía ser en otro sitio más amigable? Está convencido de que esta vez, el universo lo odia. Habiendo acabado con los abrazos, los comentarios inevitables de "¡De verdad estas vivo!" y demás, Jungkook trata de afinarse lo más posible y no sonar ridículo.

Sin tenerse compasión a que parte de que lengua ya no está.

— ¿Qué hacen aquí?

—Estábamos camino a un grupo que un tipo loco nos recomendó—explica Mingyu con una mano en la cintura—. Un colegio o algo así—Jungkook sonríe tenso. Vaya que Yeou ha estado recolectando gente para ellos. Por si fuera poco, aun no se explica como demonios se cruza con todos y al mismo tiempo, le da oportunidad de estar en todos lados—. Y acabamos aquí por mala suerte. Nos rodearon. Un grupo de malvivientes.

Sempiternal: Battlefield || BOOK 5#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora