31. Conocer

415 49 44
                                    

YoonGi suspira una vez más. El atraso de la llegada de su bus acaba de anunciarse en la pantalla a su costado; Veinte minutos más por culpa de un accidente de tráfico. Lamentable. A su alrededor todo luce tranquilo, al menos, en apariencia. Los profesores, alfas en su mayoría, se retiran en sus vehículos, así que no tiene que vivir la amarga experiencia de compartir espacio en la parada de buses con ellos. Le toca, por cosa extraña, esperar junto a SeJin y HyungWoong.

—Debemos llegar a las cuatro en punto, ¿no? —Inquiere SeJin. Su pierna no deja de moverse de forma nerviosa—. Me estoy impacientando.

—Sí. Mal día para tener el auto en el taller y que el autobús se atrase —Refunfuña el alfa—. ¿Podemos hablar de mala suerte?

¿Hablar de mala suerte? No lo hagan reír.

De nuevo, como ha pasado desde que pisó la universidad en la mañana, YoonGi no dice nada. En su lugar, busca una canción cualquiera en su lista de reproducción para dejar un claro mensaje: No me molesten. No me interesa. No estoy de humor. Déjenme en paz.

Como si fuera poco, le puede agregar a la receta de este día amargo la pizca de esa extraña sensación de ser observado. Y no se trata de sus dos amigos, ni de los otros dos omegas que también esperan ahí o su extraño club de fans. Es bastante... Extraño. Puede jurar que ha sido así casi toda la jornada. Además, su lobo araña en su interior. Está un poco... desesperado. ¿Qué es ese extraño sentimiento?

Al haber estado tan inmerso en su marea de pensamientos, no se percata del vehículo que se detiene frente a ellos.

—Qué extraño encontrarlo sin su escolta, Min YoonGi —Oh SangChan sonríe. Sus manos sostienen el volante de aquel cacharro—. Con ese extraño vómito de sandeces el otro día, me extraña no ver a Kim SeokJin aquí. ¿Hay problemas en el castillo de azúcar? ¿O le dio vergüenza presentarse aquí después de ser tan impertinente?

Se muerde la lengua para no decirle nada de vuelta. Si no quisiera estar en paz, le respondería con la más hermosa prosa: no es su maldito problema, viejo alfa infeliz. Métase sus elucubraciones por el...

—Una lástima para usted no verme más la cara dentro de poco tiempo. Va a graduarse esta vez, ¿no? —SangChan lo dice con sorna. Un destello sombrío se adueña del semblante de YoonGi. Viejo infeliz—. Lástima que un requisito de grado es cumplir la asistencia en las últimas semanas de clases. Nos vemos en matemáticas, Min YoonGi.

Y arranca sin esperar respuesta. Menos mal. Porque estuvo a punto de decirle hasta de qué iba a morirse ese infeliz. Imbécil.

—Ese tipo está demente —Comenta HyunWoong.

—No me da buena espina tampoco —Chasquea los labios—. Aunque, es cierto. A mí también se me hace extraño que SeokJin Hyung no esté con nosotros hoy. ¿A qué se debe?

YoonGi ignora a SeJin. Más porque él tampoco sabe la respuesta que por seguir actuando como un idiota.

Los quince minutos restantes de espera transcurren entre canciones, las voces de los transeúntes y las ráfagas de viento provocadas por los autos que avanzan en la vía. Los tres pueden abordar el bus por fin pese a los contratiempos, y, luego de arrancar, cuando la pareja se baja en una de las paradas, YoonGi se limita a responder su despedida alzando la barbilla. Es ahí cuando se permite soltar una buena cantidad de aire. Su pecho ya le estaba demandando que lo hiciera. Falta poco para llegar al sitio de su residencia, ¿cómo lidiará con ese malestar que lo acongoja?

Su lobo se encoge dentro de él, y chilla un poco. Claro, tiene sentido. Por primera vez en horas empieza a autoconsolarse en lugar de mantenerse en este estado de ley de hielo universal. Por la diosa luna... Se ha vuelto todo un dramático. Aparte, ahora está escuchando Day6. ¿Qué hace escuchando la música que SeokJin puso en su celular?

Compass Youth|JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora