Natsu Dragneel, empresario de éxito, apodado el Dragón de fuego. Conocido por sus seres queridos como la persona más exigente, irritante y de mal carácter que puedas encontrar.
Lucy Heartfilia, estudiante de penúltimo año de carrera. Para Lucy, la v...
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—O pagas la matricula antes de final de semana, o deberás abandonar la universidad.
Las palabras de la Sra. Hytes fueron tajantes. Si no pagaba debía marcharme. Eso fue lo que me orilló a aceptar el trato con ese desconocido, Natsu Dragneel. A cambio de su dinero trabajaría en su empresa. Eso es lo que me proponía, pero pagó mis estudios y también iba a darme un sueldo por mi trabajo. No parecía tan mal tipo como había dicho Gajeel.
Aún estaban en shock por lo que hice. Sí, mi impulso de besarlo en ese evento delante de todo el mundo no había sido lo más cuerdo que había hecho en mi corta existencia. Había sido una estupidez, pero ya estaba hecho. Gajeel me hizo un interrogatorio de dónde lo había conocido, Levy estaba tan asombrada como Gajeel por mi impulso, aunque me contó la cara que puso Bora. Ni si quiera quería escuchar ese nombre. Era un completo gilipollas. Al menos había salido de mi vida.
—Esto será divertido, ver como enfrentas al jefe —Gajeel sonrió—. Te aviso ya que es un ogro.
Me esperaba lo peor por lo que me dijo Gajeel, pero hasta la fecha no lo había visto actuar como un ogro. La que sí había hecho acto de presencia era esa tal Lisanna, no me caía bien. Se creía reina, pero nada más lejos, a mí me parecía muy descortés. Había intentado infravalorarme, pero yo era Lucy Ashley y no iba a dejarme amedrentar por una pija con extensiones. O eso es lo que me había dicho Lyra, ella era un amor de chica. Era una de las asistentes de Natsu, y me explicó todo lo que debía saber de este lugar tan impresionante. Tenía que admitir que Natsu Dragneel era todo un empresario, investigué un poco de su vida. Se había graduado con honores, era hijo único y seguía los pasos de su padre, el cual suponía que estaba retirado. De su madre poco se sabía, solo que ayudaba en organizaciones benéficas. Parecían la familia perfecta.
—Lucy —oí su voz, lo miré—, acompáñame.
—¿Dónde? —no me gustaba el tonito que usaba conmigo, era demandante.
—Tú solo ven —y odiaba cuando que me daba ordenes sin explicación.
—Lo siento, pero debo terminar esto y luego...
—Debo ir a una reunión y vas a venir conmigo —iba a rebatirle, pero la oficina nos miraba, no quise montar una escena. Así que obedecí.
Tras un corto trayecto en su carísimo coche, debía admitir que había sido agradable, llegamos a lo que parecía un edificio de oficinas, pero estaba equivocada, nada más cruzar la puerta pude darme cuenta de que se trataba de un hotel, feo por fuera, pero bonito por dentro.
—Lucy, esta reunión es importante. Solo ve, escucha y no digas nada —me dijo Natsu, lo miré extrañada.
—¿Entonces para que me has hecho venir? —no entendía el punto de que lo acompañase si iba a quedarme callada y sin decir nada.
—Lisanna nos miraba —esa respuesta no la esperaba, pero no me tenía que sorprender. Yo estaba aquí por eso, para que él recuperase a su ex novia.
