✽:.。CAPÍTULO 1。.:✽

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—¡Lucy! ¡Vas a llegar tarde a la universidad como no te des prisa!

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—¡Lucy! ¡Vas a llegar tarde a la universidad como no te des prisa!

Escuché a mi tía Ana gritar desde la cocina.

—¡Ya voy!

Me apuré a terminar de arreglarme. Cogí mi chaqueta, mi carpeta y el sobre de mi último pago en mi trabajo de medio tiempo, del cual me habían despedido, según ellos porque ya no necesitaban de mis servicios. Según yo, porque la hija de la dueña de la cafetería no soportaba ver que los chicos me hicieran caso y a ella no. Solo sonreía demás para que me dejaran buenas propinas.

Suspiré cuando terminé de contar el dinero. No era suficiente para pagar el semestre. Hasta ahora había conseguido ir tirando con becas, pero este año había habido un gran recorte con ellas y como no podía permitirme una universidad de alto rango, debía conformarme con lo que tenía. Así que debía cubrir parte de la matricula, lo cual mirando el sobre que tenía entre mis manos no alcanzaba para mucho. Solo esperaba que la directora de la universidad tuviera algo de piedad de mí. Era buena estudiante y había sacado matriculas en todo, pero entendía que al final, como todo, una universidad era un negocio.

—¡LUCY!

Me sobresalté al oír de nuevo a mi tía. Bajé las escaleras a toda prisa y la vi con el ceño fruncido. Tenía dos bolsas preparadas para almuerzo y le sonreí.

—Muchas gracias tía.

—Ya, ya, vete ya que no llegarás a tu primer día de clase.

—Llegaré a tiempo —le sonreí de nuevo.

—Bien, ¿lo tienes todo? —asentí. Me dedicó una cálida sonrisa— Suerte cariño.

Tras despedirme de ella con un beso me encaminé a la universidad. La parada de bus quedaba cerca de nuestra pequeña casa. Me gustaba nuestra casa, vivíamos en una zona un poco apartada del bullicio del centro, con un patio que nos permitía disfrutar del verano y el temporal cálido de la primavera. Mi tía era una gran fanática de las plantas y tenía el patio lleno de ellas. Podría dedicarse a la jardinería perfectamente, pero su talento natural era la cocina. Su comida me sabía a gloria y desde niña me autoproclamé fan de su comida. Es por ello que se dedicaba a la cocina, no era una chef reconocida, ni mucho menos, trabajaba para un restaurante en el cual le pagaban bien por su trabajo y nos permitía pagar los gastos cotidianos y la casa dónde vivíamos. Yo ayudaba en lo que podía y no quería darle más carga con mis estudios. Ella era desconocedora de la situación por la que estaba pasando en estos momentos, no quería darle más dolores de cabeza y no quería que moviera cielo y tierra para sacar dinero para la matricula. Ella ya había hecho mucho por mí cuidándome desde niña. Lo menos que podía hacer yo era trabajar duro para labrarme un buen futuro y cumplirle su sueño, que tenga su propio restaurante, pero para eso, primero tenía que terminar mi carrera. Que no sabía cómo lo iba a conseguir, pero no desistiría en el intento.

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