✽:.。CAPÍTULO 10 。.:✽

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Era increíble lo rápido que mi madre había montado una fiesta de compromiso

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Era increíble lo rápido que mi madre había montado una fiesta de compromiso. No esperé la gran cantidad de personas que habían aparecido, y al que menos me agradó ver fue a mi primo. Tenía una guerra declarada con él. Me sentó terrible que llamara belleza a Lucy. Era cierto que lo era, pero él debía haberse percatado de que estaba fuera de lugar. Lo bueno de esa noche fue el beso que tuvimos que darnos Lucy y yo. Estaba realmente hermosa con ese vestido rosa palo de mangas caídas y falda de vuelo. Era un poco vintage, como decía ella, pero era precioso, realzaba su belleza natural. Intenté pasar una semana tranquila, pero con la vuelta de mi primo era imposible. Sus constantes llamadas me tenían estresado. Me sacaba de quicio.

Tras gritarle a Lucy y ordenarle que fuera de una maldita vez con mi madre a ver vestidos me arrepentí al instante por su forma de actuar. Quería arreglar las cosas antes de que fueran a más y por eso decidí ir a la tienda en la que se encontrarían. Minette me dijo dónde podría encontrarlas. Al entrar escuché el comentario mal intencionado de Lisanna, y supe porque Lucy se negaba tanto a venir. Imaginaba que mi madre y ella no se habrían portado bien con Lucy. Mi vista quedó enfocada en Lucy y ese precioso vestido ajustado a su cuerpo y de encaje completamente. Le quedaba precioso. Se giró al espejo y la espalda del vestido le quedaba espectacular. Me acerqué a ella cuando mi madre y Lisanna desaparecieron tras un probador. No pude evitar decirle lo preciosa que estaba. Quería compensarla por la tarde que había tenido que pasar, quería llevara a cenar a un lugar bonito, aunque bromeé con ella de ir a un McDonald's. Mis planes se vieron truncados por mi querida madre. Así que a la mañana siguiente me planté sin pensarlo mucho en casa de Lucy, llevé a Happy. Valió la pena al ver su sonrisa en cuanto abrió la puerta. Tuvimos que irnos rápidamente, no había pensado en que la tía de Lucy era alérgica al pobre animal.

Happy causó un poco de revuelo en la oficina, pero nada que no fuera controlable.

—Aún no me creo que tengas un gato —dijo Gray jugueteando con el pequeño.

—Es de Lucy. Solo vive conmigo porque no puede tenerlo en casa por su tía.

—Ya —ignoré la sonrisa de Gray.

—¿Podemos terminar con esto? —interrumpió Juvia— ¿Quién lleva el contrato?

—Lo puede hacer Lucy —contesté.

—¿Seguro? —asentí. Confiaba en ella. Pero cuan equivocado estaba.

Una semana después de la supuesta entrega el Sr. Begner me comunicó que había aceptado la oferta de otro postor. Intenté que viera nuestra oferta, pero se negó. Dijo que no había recibido la nuestra. Cometí el error de confiar en Lucy y le grité.

—¡No hay excusa para esto Lucy! ¡Confié en ti!¡Fue mi error de nuevo! ¡No volveré a confiar en ti!

—¡¿Hablas en serio?!

—¡Sí!

—¡Pues esto no tiene sentido! ¡Se acabó!

—¡Pues se acabó! —le grité de vuelta. Sin más se marchó.

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