✽:.。CAPÍTULO 33。.:✽

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Después de enviar ese email estaba nerviosa

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Después de enviar ese email estaba nerviosa. Lo había hecho. Ya no había vuelta atrás. No había podido ir a la reunión de hoy. Mi pequeño estaba con fiebre y no quería dejarlo solito.

—Lucy, el niño está bien —mi amiga tocó la frente de mi pequeño.

—No, tiene fiebre, mira, casi 37, eso es mucho —Levy me miró con gesto divertido.

—Creo que es porque lo tapas demasiado. Hace calor Lucy, quítale todo esto —la vi quitarle la mantita y los pequeños calcetines. Mi bebé me traicionó nuevamente y agitó sus piernas y brazos en señal de felicidad y comodidad— ¿Quieres jugar con tía Levy? ¿Eh? —obviamente iba a decir que sí. Adoraba a su tía Levy. Sin dudarlo lo cogió y le hizo gestos graciosos que mi bebé los tomó con diversión— ¿Cierto que tu mamá te ha usado de excusa para no ir a ver a tu papá?

—¡Levy! —la reñí. Odiaba que siempre le hablará de él.

—Es cierto, no te quejes. Te has asustado y no has querido ir. La gran Lucy, la que iba a darle un escarmiento y se iba a vengar.

—Voy a hacerlo. Lo voy a poner en su lugar. A mí nadie me hace lo que me hizo —Levy rio y yo me mostré enojada—. He estado ocupada, pero voy a vengarme —su carcajada hizo gracia a mi bebé—. Hablo en serio.

—Cuando lo vea lo creeré.

—Pues lo verás, pronto.

—¡¿Dónde está mi niño favorito?! —torcí los ojos al instante en que escuché esa voz. Mi bebé agitó los brazos y sonrió ante su bisabuelo. Ni siquiera nos saludó, fue directo a coger al niño y jugar con él.

—Se dice Hola ¿no? —solté enojada. Levy rio y la fulminé con la mirada.

—Hola —volvió su atención al pequeño—, tu madre está celosa de ti.

—¡No le digas eso que no es cierto! —le arrebaté a mi hijo de sus brazos— No escuches a ese viejo amargado. Jamás tendría celos de ti mi bebé precioso —el pequeño me sonrió. Me tensé en el instante que noté los brazos del diablo sobre mí. Aún no me acostumbraba a sus muestras de afecto. Por más que pasara el tiempo, no podía perdonarlo del todo—. Toma, juega con tu bisnieto —le entregué al pequeño y me fui con Levy.

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—Te veo ocupada —miré a Levy. Estaba corrigiendo algunos trabajos de sus alumnos. Hacía poco que había terminado sus prácticas y la habían contratado en el colegio. Ella estaba feliz, había conseguido ser maestra.

—Son tan monos, mira este —me enseñó un dibujo sin sentido al cual debía ponerle nota. Asentí sin tener mucho que decir al respecto.

—Jefa —miré mal a Gajeel en el acto. Levy rio.

—Gajeel, te he dicho mil veces que no me digas jefa.

—Sí, sí, jefa —rodé los ojos, no tenía caso con él—. Aquí tienes —soltó una pila de papeles y lo miré sin entender—, tienes que firmarlos. Los he repasado y están bien —abrí mi boca ante todo el papeleo que tenía.

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