Había pasado una noche maravillosa con Lucy. Le había pedido que viniera a vivir conmigo. Íbamos a casarnos y no podía esperar a tenerla conmigo, pero ella me había rechazado por el momento. La entendía, quería pasar sus últimos momentos de soltería con su tía. La que consideraba como una madre. Lo que me llevó a pensar que debería pedirle su mano. No quería esperar más tiempo. Quería darle una bonita sorpresa a Lucy. Así que aproveché el día. Primero iría a hablar con su tía.
—Me sorprendes Natsu. No esperaba para nada que me pidieras la mano de Lucy.
—Ella me lo dejó caer cuando nos conocimos. Sois muy tradicionales —Ana sonrió.
—Sí, lo soy un poco. He hecho de padre y madre de esa chiquilla desde que tenía siete años. Es mi lucerito.
—Lucerito... —me hizo gracia ese apodo.
—Sí, fue la luz en un momento oscuro. Aun pasando por un momento tan duro fue fuerte. Ambas lo fuimos.
—No debió ser fácil para usted.
—No me trates más de usted, ya no estoy enfadada —ambos sonreímos—. Si te soy sincera no fue fácil para ninguna de las dos. Ella perdió a sus padres, yo perdí a una hermana y a mi cuñado. Ellos eran mi apoyo. Mis padres por desgracia nos dejaron pronto.
—Lo siento.
—Así es la vida. Nunca sabes cuando te va a tocar —asentí—. Aunque hubo momentos difíciles siempre nos tuvimos la una a la otra. Superamos la tormenta.
—Sois muy fuertes.
—Sí, lo somos —veía el orgullo en su mirada mientras contemplaba una foto de Lucy y ella misma abrazadas.
—¿Entonces nos da su bendición? —me sostuvo la mirada unos segundos que me parecieron eternos.
—Prométeme una cosa. Que siempre la protegerás, pase lo que pase, siempre protegerás a mi Lucy.
—Se lo prometo, cuidaré de ella y la protegeré siempre —Ana sonrió.
—Tienes mi bendición.
Me sentí aliviado y salí de allí con premura para prepararle la sorpresa a Lucy. Corrí de aquí para allá durante el día. No fui a la oficina con el fin de tenerlo todo listo para la noche, quería esforzarme yo mismo. Sabía que Lucy lo valoraría más que si lo mandaba a preparar.
Ignoré deliberadamente a mi princesa, lucerito, como la llamaba su tía. Me gustaba ese apodo. Sus mensajes llegaban de tanto en cuanto, preguntándome si estaba bien. No es que quisiera preocuparla, pero así no sospecharía nada. Había avisado a Gray para decirle que se inventara que estaba en alguna reunión con unos clientes muy importantes si preguntaba. Él sabía lo que le estaba preparando, esperaba que no se chivase, pero siendo él el que me había ayudado un poco, no creía que le dijera nada.
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PROPUESTA LABORAL
RomantizmNatsu Dragneel, empresario de éxito, apodado el Dragón de fuego. Conocido por sus seres queridos como la persona más exigente, irritante y de mal carácter que puedas encontrar. Lucy Heartfilia, estudiante de penúltimo año de carrera. Para Lucy, la v...