Natsu Dragneel, empresario de éxito, apodado el Dragón de fuego. Conocido por sus seres queridos como la persona más exigente, irritante y de mal carácter que puedas encontrar.
Lucy Heartfilia, estudiante de penúltimo año de carrera. Para Lucy, la v...
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—¿Estás bien? —asentí a Levy que me extendía una taza de té— No sé qué decirte Lucy.
—No digas nada. Me pasé. Bebí demasiado y me dejé llevar... Dios... muero de la vergüenza —cada vez que recordaba lo que había pasado con Natsu me moría de vergüenza. Levy rio. Le había contado todo—. No es gracioso Levy.
—Sí que lo es —la miré mal—. Mi cuñado tiene algo de razón —fruncí el ceño—. Sois adultos, estabais en una situación caliente, es normal que os dejarais llevar así.
—Claro Levy, ¿seguro que podrías hacer lo mismo con otro que no fuera Gajeel?
—No es lo mismo Lucy, estoy en una relación con Gajeel, pero seguramente si no estuviera con él disfrutaría de mi sexualidad. No es algo malo.
—Pero yo...
—Sí, eres virgen, pero dime. ¿Con algún otro has sentido la llamada?
—¿La llamada? —la miré extraña.
—Sí, esa sensación de querer seguir hasta el final. ¿De saber que hay más allá de los besos excitantes? —tragué en seco y reflexioné en ello. Negué. Era la verdad, con mis anteriores relaciones no había querido ir más lejos. Natsu despertaba algo en mí que me costaba explicar. Solo sabía que me dejaba llevar sin remedio— Eso es porque Natsu despierta en ti deseo, Lucy.
—Pero no puedo desearlo Levy. En la irracionalidad de mi mente tuve un momento de lucidez. Sé por qué Natsu hace todo lo que hace por Lisanna. ¿Cómo puedo sentir algo por él?
—Cariño, por mucho que tu racionalidad se imponga, lo que sientes aquí —tocó mi corazón— y ahí —rodé los ojos por la zona que señalaba—. Es más fuerte que todo eso.
—No entiendo como el sexo puede nublar a la razón.
—Somos primitivos por naturaleza Lucy, el cuerpo quiere satisfacer una necesidad y busca la manera de conseguirlo. En ese momento no hay razón, solo deseo.
—Pero no está bien.
—La vida está llena de cosas que no están bien. No te sientas culpable por satisfacer tus deseos Lucy. No dejes que algo así empañe algo tan natural como el sexo.
—¿Cuándo te has vuelto así? Tan desinhibida —Levy rio.
—Lucy, cariño, siempre he sido así. Todos esos libros que leía ¿por qué crees que era? Fantaseaba con el sexo, satisfacía a mi cuerpo y cuando estuve preparada para algo más grande lo hice y no sabes cuanto lo disfruté —rodé los ojos.
—Sí, recuerdo que tú y Jeremy no parabais de hacerlo, parecíais dos monos en celo —Levy soltó una carcajada. Jeremy fue el primer novio formal de Levy.
—Sí, y aunque las cosas no acabaran bien entre nosotros no me arrepiento de todo lo que hice con él. Lucy —apoyó su mano sobre la mía—, cada mujer es diferente. Sé que tienes unas expectativas para tu primera vez.
