✽:.。CAPÍTULO 29 。.:✽

116 10 0
                                    

Las inseguridades, las dudas, el miedo, el amor, el dolor, todas esas cosas a veces nos hacían reaccionar de la peor manera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las inseguridades, las dudas, el miedo, el amor, el dolor, todas esas cosas a veces nos hacían reaccionar de la peor manera. Las debilidades de uno podían ser la fortaleza de otro y eso me había pasado.

Desperté de golpe. Por la pesadilla que acababa de tener. El grito desgarrador aun picaba en mi garganta.

—Mi bebé, ¿estás bien? —mi tía estaba a mi lado sentada en mi cama. Era de día y recordé por lo que estaba pasando. Asentí y suspiró acariciando mi cabello—. No lo estás, cielo. Llevas tres días encerrada aquí, aislada del mundo. Las mujeres Ashley no enfrentamos así nuestros problemas. Natsu ha vuelto a llamar —hice una mueca. Recordarlo me hacía sentir confusa—. ¿No crees que va siendo hora de que lo enfrentes? La última vez que te vio discutisteis y te desmayaste. Necesitáis hablar.

—Lo sé —logré decir. Lo que fue una noche de celebración se convirtió en un drama. Recibir esa foto de Lisanna y Natsu abrazados en el hospital y la llamada de esa odiosa mujer, arruinó la noche. Esa noche solté todos mis miedos sin medir mis palabras. Miedos que no quería reconocer, pero ahí estaban. No sabía si podía confiar en la palabra de Natsu, quería, pero las dudas aún seguían en mí.

El sonido de mi teléfono me sobresaltó. Cada vez que sonaba sentía pánico. Mi tía lo tomó, sonrió al ver quien llamaba.

—Deberías hablar con él. Está preocupado por ti —me lo extendió. Era Natsu. No había podido hablar con él. Miento, no quería hablar con él, no hasta saber que iba a decir, hasta tener un plan—. A veces cariño, hay que dejar que las cosas ocurran sin más. No puedes tenerlo todo calculado —hice una mueca—. Sé que siempre has puesto un escudo en ti, no te gusta sufrir, lo entiendo, pero de eso se trata la vida cariño, de sentir y vivir todas las experiencias. No sé qué ocurrirá entre tú y Natsu, pero tenéis que hablar, arreglar vuestros problemas. Está en tu mano tu futuro.

—No me gusta que te pongas en plan filosófica.

—Debo enseñarte el camino, bebé —hice una mueca.

—No soy un bebé —arqueó una ceja.

—Para mí siempre lo serás, pero tus acciones demuestran lo contrario. Actúas como un bebé, una niña escondiéndose del mundo. Yo no te eduqué así. Te enseñé a enfrentar los problemas con la cabeza bien alta. Así que no hagas más berrinche y actúa como la mujer madura que sé que eres.

—Tía, deja de hablar con Natsu. Decís las mismas cosas —espeté molesta.

—Porque él, cariño mío, es adulto y ve las cosas desde otra perspectiva. A ti, quieras o no, te falta madurar —mi tía río, ¿la razón?, mis mofletes inflados. Sí, vale, a veces actuaba como una maldita cría, pero ¿Qué podía hacer si mi reacción era esa?

—¡Está bien! —espeté levantándome de la cama. Tomé el maldito teléfono que había vuelto a empezar a sonar. De nuevo era Natsu. No se rendía fácilmente— Nos vemos en dos horas —y colgué.

PROPUESTA LABORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora