✽:.。CAPÍTULO 26 。.:✽

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Estaba feliz, a Lucy le encantó la sorpresa y por fin le había dicho lo que sentía

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Estaba feliz, a Lucy le encantó la sorpresa y por fin le había dicho lo que sentía. Amaba a esa mujer con todo mi corazón. Y era cierto lo que le dije, mi madre no conseguiría que volviera con Lisanna por mucho que se empeñase. Era consciente de que había tenido abandonada a Lucy últimamente, pero me alegraba saber que ella me apoyaba. En estos momentos Lisanna necesitaba mi apoyo. Pasar tiempo con ella me recordó cuando empezamos la universidad. Éramos buenos amigos antes de liarnos. Lisanna siempre se apoyó más en sus amigos, ya que sus padres siempre estaban viajando por negocios. Ella había aprendido a estar sola y nos tenía a nosotros.

No es que no pensara en Lucy, claro que lo hacía, estaba deseando que a Lisanna le dieran el alta, por un lado, para que ella estuviera ya bien y por otro, para volver a tener un poco de control sobre mi vida y poder ver a Lucy más de dos minutos. No había vuelto a estar con ella prácticamente desde que me declaré. La echaba de menos como un demonio. Me alegré enormemente cuando el médico dijo que por fin le daban el alta. Así que sin pensarlo mucho corrí a avisar a Lucy y decirle que quedaríamos, pero mis planes se vieron truncados.

—Que deliciosa comida Sra. Grandeeney —dijo Juvia.

Mi madre nos había embaucado a todos para comer en su casa. Ella había propuesto celebrar la salida de Lisanna del hospital, y ahí estábamos todos en casa de mi madre, todos, menos Lucy. Pensé en avisarla, pero ella estaba en la universidad y no quería interrumpir sus estudios. Sabía que también era difícil para ella, la universidad, el trabajo, sus estudios y tiempo para nosotros. No la llamé, de todas formas, por fin estaría con ella en la noche o eso pensaba.

Después de pasar el día en casa de mis padres, se estaba haciendo tarde y quería irme ya.

—Bueno, creo que va siendo hora de marcharnos —habló Gray. Gracias amigo.

—Lisanna, ¿por qué no te quedas aquí? —le propuso mi madre.

—No es necesario de verdad. Estoy bien.

—Pero es la primera noche desde que sales del hospital, no deberías quedarte sola.

—Yo puedo quedarme con ella —se ofreció Juvia. Ella y Lisanna se miraron. Entre amigas se entendían. Sabía que Lisanna y mi madre se llevaban bien, pero podía ver que Lisanna estaba un poco cansada de mi madre. Se había pasado todos los días en el hospital haciéndole compañía junto conmigo y forzando algo que no iba a suceder.

—Está bien. No voy a insistir. Sois adultos.

—Oh, disculpad —el teléfono de Juvia sonó. Se alejó y contestó al teléfono. Por lo que pude percibir mientras mi madre le daba indicaciones a Lisanna de cómo debía cuidarse, algo andaba mal y lo vi en su cara cuando volvió.

—¿Pasó algo? —pregunté.

—Sí. Lis, lo siento, no podré quedarme contigo. Mi madre ha dicho que la abuela se caído y están yendo al hospital.

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