✽:.。CAPÍTULO 30。.:✽

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Estaba feliz por haber arreglado las cosas con Lucy por fin

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Estaba feliz por haber arreglado las cosas con Lucy por fin. Había cosas que teníamos que trabajar, de eso estaba seguro, pero lo importante es que seguíamos juntos. Me hizo saber que su preocupación era mayoritariamente por Lisanna, quería encontrar la manera de hacerla entender que Lisanna no era un problema para nuestra relación. No sentía atracción por ella, ni nada por el estilo. Lo único que se me ocurrió era sacarla de la empresa, pero Lucy una vez más me sorprendió, no quería que hiciera algo así.

Me propuse estar un poco más alejado de Lisanna para evitarle preocupación a Lucy, pero todo iba en mi contra, ahora más que nunca teníamos que trabajar a mano para que el aniversario del hotel fuera un éxito, quería que mi padre estuviera orgulloso de mí, por ello evoqué casi todas mis energías a que todo saliera perfecto, el resto lo dedicaba a venerar el cuerpo de mi futura esposa. Era mi dosis de recarga, ella me volvía loco de tantas formas que me era imposible tener suficiente de ella. Siempre quería más, quería todo de Lucy. Hacía un par de días que no coincidíamos y verla llegar a la oficina con ese vestido negro perfectamente adherido a su figura me cortó la respiración. Ahí estaba en el ascensor, perfectamente arreglada de pies a cabeza. Su precioso cabello en perfectas ondas, sus labios rojos tentándome de una forma inhumana y ese escote recatado, pero lo suficiente provocativo para desear arrancárselo. Y su aroma, Dios, cuando se acercó para besar mi mejilla, sentí que la podría hacer mía ahí mismo. Definitivamente Lucy sabía cómo provocarme. La seguí con la mirada, la descarada se atrevió a pararse y guiñarme el ojo, para seguir con su andar provocativo. Esa noche me la iba a llevar a casa, estaba decidido.

—¿Podemos irnos? —fruncí el ceño y giré ante la voz de quién hablaba. Lisanna. Me había olvidado de que íbamos juntos.

—Sí, perdón —sonrió falsamente y nos adentramos en el ascensor, que aún estaba impregnado por el aroma de Lucy.

—Lucy está diferente... Parece que esté intentando competir o algo así —rió, pero no me hizo gracia su comentario—. Vamos Natsu, no me digas que no lo parece. De la noche a la mañana viste así. ¿Intenta parecerse a mí o qué?

—Lucy no se parece a ti en nada —espeté molesto por esa insinuación. No se parecían en nada, eran como la noche y el día.

—Perdón, que susceptible —espetó. Evité discutir con ella, era perder el tiempo y me importaba más llegar al hotel y revisar las cosas que discutir con Lisanna.

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Todo estaba perfecto. Así que quería volver a tiempo a la empresa para pillar a Lucy, no la había podido sacar de mi mente desde que la había visto llegar. Miré el reloj por enésima vez. Lisanna me había hecho perder tiempo, llevándola a un par de sitios antes de dejarla en casa. Rechacé el café que me ofreció, no podía perder tiempo. Ni siquiera metí el coche en el garaje. Lo detuve frente al edificio de la empresa y entré apresurado. Al llegar a la oficina, la busqué, pero no la vi.

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