✽:.。CAPÍTULO 23 。.:✽

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'Cásate conmigo'

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'Cásate conmigo'

No podía dejar de pensar en la petición de Natsu y en lo que yo le había respondido. Hacía apenas unos días habíamos cortado y ahora estábamos juntos y prometidos de verdad. Quizás era demasiado apresurado, pero lo quería, lo amaba y quería estar con él a todas horas, pero el castigo de mi tía no me dejaba pasar tiempo apenas con él.

Estaba haciendo todo lo posible para que mi tía se le pasara el enojo. Sí, a las mujeres Ashley les podía durar mucho tiempo el enfado. Recurrí a mi última carta.

—Estamos prometidos.

—¿Qué? ¿Cómo? Era una farsa.

—Sí, lo era, pero me lo ha pedido y he dicho que sí.

—Lucy, ¿estás segura?

—Muy segura tía.

No sé si fue mi sinceridad, mi enorme sonrisa o que le contagié mi felicidad, pero me levantó el castigo.

—¡Kyaaa! ¡¿Cómo me ocultas algo así?! ¡Mala amiga!

—Levy, me ahogas...

—Estoy tan feliz por ti. Mi cuñado, será mi cuñado de verdad —Levy me hizo reír—. Yo sabía, yo sabía que lo vuestro era amor del bueno. ¿Cómo te lo pidió? —recordé el momento exacto y me reí.

—En la cama, después de un orgasmo increíble —mi amiga se echó a reír.

—Joder, esperaba que fuera de otra forma. Así me lo espero yo de Gajeel, pero ¿de Natsu?

—¿Esperas que te lo pida?

—Por supuesto. O quizás sea yo. Ya va siendo hora de sentar la cabeza.

—Levy, estamos aún en la universidad.

—Lo dijo la que va a casarse con el indomable Natsu Dragneel.

—¡Schh! No lo digas tan fuerte —le tapé la boca.

—Lucy —se rio—. Todo el mundo sabe que eres la prometida de Natsu Dragneel. Salisteis en las revistas. ¿Recuerdas?

—Pues es verdad...

—Ahora es de verdad. ¡Qué bien! —me volvió a abrazar. Me contagió su entusiasmo. Tal que aproveché para sorprender a Natsu. Estaba muy receloso con la llegada de Sting Eucliffe.

Era la persona que representaba al inversor misterioso. No sabíamos quién era, pero Sting no parecía mal tipo. Era bastante amigable y bueno en el trabajo. Aunque me había dado cuenta de que Natsu no lo toleraba, quizás porque hablaba mucho conmigo. Aprovecharía para sorprenderlo. Todavía no le había dicho que mi tía me había levantado el castigo. Quería decírselo antes de irme a la universidad, pero estaba tan irascible y ciego por asesinar con la mirada a Sting, que me lo guardé para mí. Lo llamaría al salir, pero no me respondió. Así que fui hasta su casa para darle una sorpresa. Conociéndolo se habría quedado absorto trabajando. Tenía tiempo para prepararle algo rico de cenar.

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