Natsu Dragneel, empresario de éxito, apodado el Dragón de fuego. Conocido por sus seres queridos como la persona más exigente, irritante y de mal carácter que puedas encontrar.
Lucy Heartfilia, estudiante de penúltimo año de carrera. Para Lucy, la v...
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Estaba sorprendido. Muy sorprendido. No solían sorprenderme fácilmente y esta chica lo había hecho. Jamás imaginé encontrármela aquí. Esa desconocida con la cual me topé en el club, ese que me llevó mi buen amigo Gray. Estaba justo frente a mí, más bien besándome. Sus labios eran suaves y dulces y no sé cómo me vi correspondiendo ese beso. Por un segundo todo desapareció, rompimos el beso y yo estaba más confundido que al principio. La observé. Era tan hermosa como la recordaba.
—Hola... —saludé aún agitado por el beso.
—Hola... —susurró de igual forma.
Una oleada de flashes se cernió sobre nosotros y la chica se separó, ahora parecía avergonzada.
—¿Es su novia?
Los paparazzi empezaron con su pregúntela y en ese instante cogí la mano de la chica y nos alejé de allí. La seguridad del hotel dónde estábamos celebrando mi nueva adquisición detuvo a esa jauría de buitres. Entré a una de las salas de reuniones y miré a la chica. Lucía un sencillo vestido de manga corta y de un color pastel que realzaba el color de sus mejillas que ahora estaban teñidas de un ligero rubor, podía apreciar que apenas usaba maquillaje y nada de joyas. Era una chica sencilla, pero muy bonita.
—¿Sabes lo que has hecho? —intenté no sonar muy brusco, pero por su acción tendría a la prensa encima durante un tiempo.
—Lo siento, no debí hacerlo. Estaba ofuscada y te vi ahí, no lo pensé. Será mejor que me vaya —intentó huir, pero la detuve.
—Si sales ahí ahora, la prensa se te echará encima y dudo mucho que puedas con ellos —negó—. Nos has metido en un lío, jovencita.
—No me hables como si fuera una niña —su ceño fruncido me pareció gracioso, pero evité sonreír. Recordaba nuestra conversación. Aunque aquella noche bebí mucho, podía recordarla a ella y lo que hablamos.
—Has actuado como tal y ahora tenemos un problema.
—¿Por un simple beso? —no sé por qué, pero ese comentario me molestó un poco.
—Sí, por un simple beso. No tienes ni idea de quién soy ¿verdad?
—Supongo que eres alguien importante, viendo como vistes y que acabas de adquirir este hotel —me sorprendía que supiera eso. Ella no pintaba nada aquí. Sospechaba que se había colado en el hotel. Fruncí el ceño.
—¿Vienes a cazar a alguien millonario?
—¿Tú eres idiota? ¿Me ves con pintas de cazar a algún sujeto de ese calibre? —tomó la falda de su vestido para mostrarme su vestimenta. Bien mirado si quisiera un rico con dinero, desde luego no se vestiría así— En serio, deja de insinuar que soy una fresca porque te juro que no respondo de mí —la vi furiosa.
—¿Serías capaz de pegarme?
—No pruebes mi paciencia. Supongo que al ser alguien importante podrás con la prensa y ahora si me disculpas me marcho.
