𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 🖇𝟎𝟎𝟔🖇

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Chapter six...
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TODOS EN LA FUNDACIÓN, a excepción de Tacho, esperaban con nervios al hijo de Barto, para poder seguir el plan, del que todos, excepto el rubio sabían.

— ¡¿En qué andan ustedes?! — La voz de Justina resonó en la sala.

— Vinimos a saludar a Thiago... — Explicó Alelí.

— ¡Papá!¡Papá! No te hagas el buen padre que te importo y todo ese circo, porque a mí ese personaje no me va. — Thiago junto a Bartolomé aparecieron en la escena.

— Que elocuaz, hijo. — Se burló el rizado. — Por eso te quiero en Londres, porque uno valora lo que no tiene, ¿No pimpollos? — Cuestionó al resto, por lo que ellos asintieron. — Mira, acá tenés el ejemplo perfecto de la distribución desigual de la riqueza. A ellos les encantaría estar en tu lugar.

— Se los doy.

— Solidario como el padre. — Rió ante el comentario de su hijo. — La seguimos en el aeropuerto. — Borró su sonrisa. — Nada de lágrimas, eh, no quiero quebrarme delante de mis pimpollos, eh.

— ¡Thiago! Corta la visita, pero linda, linda, linda. — Justina le dió unos golpes en el pecho, seguido de un beso en cada lado.

London way... Saludo, mis chicos. "Goodbye Thiago."

— Goodbye Thiago. — Repitieron al unisono.

Y después de unos segundos, los Bedoya Agüero salieron por la puerta.

— ¡Se terminó el recreo!¡A la escuela, fila India!¡Tomen distancia y andando!
— Ordenó Justina. — En especial vos, muñequita rubia. — Señaló a Miki.

Ella solo miró algo confusa, mientras ninguno de los chicos hacia alguna expresión.

Cuando la ama de llaves se adelantó a caminar, Rama se frenó, y después de guiñarle el ojo a su hermana, se fue discretamente. Mika solo miraba con algo de preocupación la escena.

— Dale, vamos, sino la bruja cadalso. — Le dijo Alelíla, mientras la agarraba de la mano a Miki.

— Necesitamos una réplica exacta de la emperatriz sadaco, ¿Si? — Habló Justina, mientras mostraba una foto.

— ¿Tenemos que laburar? — Preguntó Mar, mientras Miki también miraba confundida.

— Esto es una estafa. — Comentó la acróbata.

Justina se llenó de enojo, apretó la cara de la rubia en su mano, con fuerza, y la miró con furia.

— Escuchen bien, rratas rrevoltosas. Ustedes son muy chicas para decir o pensar que es o no una estafa. — La soltó. — Por su bien, les conviene trabajar sin una sola queja.

𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐁𝐎𝐘𝐒; 𝕮𝖆𝖘𝖎 𝕬𝖓𝖌𝖊𝖑𝖊𝖘¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora