𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 🖇𝟎𝟐𝟔🖇

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Chapter twenty-six...

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A PESAR DE HABER PASADO UNOS DÍAS desde que Miki cortó cualquier lazo amoroso con Rama, las cosas habían estado algo tensas. El rubio parecía estar enfadado con ella, y aunque al principio pasó lo más doloroso, al pasar de los días el parecía estar evitandola, que eso era peor. Pero de todas formas, nada era tan malo como ese temor que la perseguía de salir lastimada.

Y cuando al fin parecía haberse casi olvidado, todo se había complicado desde ese plan que habían armado Mar y Thiago para que Barto no descubra su noviazgo, que consistía en que Rama y Marianella finjan ser novios, como una especie de pantalla. 

Pero no lograba engañarse, no podía evitar sentir celos cada vez que los veía juntos.

La castaña caminó hacia las habitaciónes, después de haber salido de la cocina con un vaso de agua, pero repentinamente detuvo su paso en el pasillo que conectaba a la sala, al ver a Rama junto con Marianella, Thiago y Barto. No fue necesario esconderse, ya que las cuatro personas estaban más interesadas en lo que pasaba en ese momento.

—¡Si la amo!—Exclamó Rama hacia Don Barto. La chica arqueó sus cejas confusa.

—No, si la amaras lo harías.—Contestó Bartolomé con cierta burla.—No la amas.—Siguió con obviedad.

—¡Si que la amo!—.Dijo el rubio por última vez, para después apretarse a Marianella en un beso bastante apasionado.

Los ojos de Miki se abrieron perplejos, el vaso que llevaba en la mano estuvo a punto de caerse al piso por la sorpesa, de no ser por ella, que después de unos largos segundos paralizada, escapó de allí, nuevamente a la cocina. Dejó el vaso en la mesa, y corrió hacia el jardín.

Se sentó en las escaleras del carromato pensativa, reteniendo el dolor y sus ganas de llorar.

—Dijo que la ama...—Espetó sorprendida.

Y aunque hizo todos los esfuerzos por no llorar, sus ojos se empaparon de unas cuantas lágrimas que a duras penas lograron salir de ella, ya que seguía con la tarea de aguantarlas. Al instante en el que aparecieron y empezaron caer de sus ojos, todos los regadores del lugar se activaron, y empezaron a soltar leves cantidades de agua.

Jasper, el jardinero, se percató de esto. Se acercó de a poco a la chica, con  cierta dificultad debido a el agua que caía sobre el.

—Jasper.—Se paró lentamente de su lugar, mientras limpiaba su cara. — Perdone, ¿Le pise algún pastito o le chamusqué una flor?

—Tenga cuidado con esas lágrimas, pueden regar todo el jardín.—Dijo, mientras le extendía un pañuelo.—Ya está anocheciendo, le recomiendo volver a la mansión...

𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐁𝐎𝐘𝐒; 𝕮𝖆𝖘𝖎 𝕬𝖓𝖌𝖊𝖑𝖊𝖘¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora