Capítulo 1

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-Respira-

Al observar el cielo nocturno me da esa sensación, como sí, mi corazón se quisiera salir de mi pecho, al ver algo tan hermoso y maravilloso. Pero también me hago muchas preguntas, por ejemplo: ¿Por qué estamos aquí? ¿A dónde va nuestra alma después de morir? ¿Estamos solos? ¿Existe vida extraterrestre? ¿Dónde estábamos antes? ¿Existen otras dimensiones? ¿Existe el multiverso?

Pienso que, en el pasado miles de mentes curiosas, también se hicieron estas preguntas al igual como yo me las hago ahora.

El universo, es un todo y un nada. Una singularidad en el espacio-tiempo. Nos sentimos atraídos por él desde la edad antigua tratando de hallar respuestas a las grandes preguntas. Sin embargo, mientras más investigamos sobre este vasto universo, nos damos cuenta que realmente no sabemos absolutamente nada.

Cada estrella tiene un destino distinto, pero según algunas mentes; en la vida existen casualidades inesperadas que pueden llevar a una explosión masiva o a un nuevo nacimiento. Pero he aquí algo curioso; En él no ocurren casualidades. Todo sucede por un fin en específico. Una estrella no se tropieza con otra estrella por simple casualidad.
"El universo es lo más curioso que existe. Lo más atrayente, desde que alzas tu mirada por primera vez hacia las estrellas y te enamoras de su
belleza."

—¡Evangeline entra, van a ser las nueve de la noche! —Escucho la voz de mi mamá desde el portal de la casa. Estaba tan sumergida en mis
pensamientos que perdí la noción del tiempo.

—¡Voy mamá!

Me gusta acostarme en el césped y observar las estrellas desde que tengo memoria. Siempre ha sido como teletransportarse a otro lugar, lejos de los problemas y los gritos. Desearía quedarme acostada aquí para siempre.

Cuando entro a la casa mamá está terminando de pintar otra pintura, creo que también es para el señor Roger; el director de la galería de arte. Me quedo admirando a mi madre. Se nota su cansancio a leguas, sus manos temblorosas y su mundo apagado. Ella es como una pintura que aprendes a descifrar con el pasar del tiempo, pero me he dado cuenta que lo único que expresa esa pintura, es un paisaje lluvioso de noviembre, una vida temblorosa y movimientos que se han vuelto oxidados con el pasar de los tiempos.

—Está hermosa—Esas palabras salen de mi boca tan fácilmente, porque ya estoy acostumbrada a decirlas. Es la única manera de iniciar una conversación con mi mamá, porque si pregunto alguna otra cosa nunca me responde.

—Gracias cariño, pero no creo que sea para tanto—Masculla las mismas palabras de siempre. Un nudo se forma en mi garganta.

—Mamá creo que voy a ducharme y luego a dormir.

—Está bien—Dice ella, sin siquiera voltearme a ver cuándo inicio subir las escaleras. Es como si la oscuridad se la hubiese tragado y el día a día
se hubiese vuelto repetitivo para ella.

Sigo subiendo las escaleras lentamente. Solo puedo pensar y pensar cada vez que piso un nuevo escalón. Cuando llego al pasillo donde
están las habitaciones me quedó viendo hacia donde se encuentra la de invitados. Recuerdos recorren mi mente en los siguientes tres minutos, pero reacciono y sacudo la cabeza para espantarlos.

Alguna vez has sentido que tu infancia paso muy rápido y lo único que quisieras recordar ahora, son solo los cortos recuerdos lindos, pero hasta ellos se están muriendo y opacándose, por cosas que no quieres recordar. Eso me está pasando últimamente.

Entro a mi habitación bruscamente. Estoy un poco conmocionada, pero nada que no se pueda arreglar con una buena ducha. Pero en vez de caminar hacia el baño, me siento en el borde de la ventana. Una brisa fría entra por ella haciendo que algunos de mis mechones se desordenen.

Abrazo mis piernas desesperadamente. Mis lágrimas se mezclan con el frío y mi mundo se cae abajo. Necesitaba llorar, lo necesitaba. Son demasiadas cosas, que desde hace un tiempo siento oprimidas en mi pecho. Entre sollozos escucho la voz de alguien en la lejanía, pero no distingo lo que dice. Mi mirada se levanta y se encuentra con la de un chico en el patio trasero de mi casa. ¿Como rayos llego él ahí? Y, ¿Cómo cruzo la cerca?

—¿Estás bien?—Pregunta un poco preocupado. Su voz está un poco ronca. ¿Simplemente su voz es así? O, ¿él también ha estado llorando? No
logro distinguir muy bien su aspecto, porque hay poca luminosidad, pero... ¿Por qué un extraño se preocuparía por mí?

—Y-yo...—Se me enredan las palabras, y no sé qué decirle. Nos quedamos viendo. Los segundos pasan. ¿Es lo único que sale de mi boca? ¿Me he quedado muda? El rubor sube a mis mejillas, me asusto, y cierro la ventana de inmediato. Creo que no debí reaccionar así, pero que le iba a contestar. Ni siquiera lo conozco y además me vio llorando.
La vergüenza me consume. ¡Por qué rayos soy tan torpe! ¿¡Cómo se te ocurre ponerte a llorar así!?

Me permito dejar de pensar por un rato y tranquilizarme. Hago algunos ejercicios de respiración. Cierro los ojos.

—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...—Mi cuerpo se relaja al llegar a treinta. Me permito pensar unos minutos en el día de mañana. Espero que haya alguna novedad. Será el primer día de clases, después de las vacaciones. Diría que no me da ansiedad pensar en el mañana, pero estaría mintiendo.

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora