Capítulo 23

22 7 0
                                    

-Verla dormir-

Thomas

Lo primero que hice después de esa llamada fue; correr a su casa e intentar ayudarla. Admito que al verla perdiendo sangre y como si estuviese en un sueño profundo, entré en pánico. Pensé que la había perdido, pero al revisar sus signos vitales, su corazón aún latía. De inmediato llamé a la ambulancia y pude ayudarla de alguna manera. A pesar de todo aún estoy asustado, se la llevaron a emergencias y el médico aún no sale a decir nada. Eso me preocupa mucho. Camino de un lado al otro en la sala de espera. La abuela, Susan, Viollete, Oliver, mis padres e incluso algunos amigos que ha hecho Eva de la terapia psicológica, están aquí. Paso mis manos por mi cabeza desesperadamente. Prometí proteger a Evangeline y no lo cumplí.

—Thomas, tranquilízate—me detiene Viollete.

—Es que...

—Tranquilo, ella es una chica fuerte. Estará bien—me rodea con sus brazos. Dejo escapar unas lágrimas.

—Lo es. Eva, es fuerte.

Escucho la puerta abrirse y el médico sale.

—¿Cómo está mi nieta— Pregunta la abuela?

—Por ahora está estable, pero ha perdido mucha sangre. Buscamos en los registros de donación y no hay ninguna compatible con la de ella, ya que no es común.

—¿Cuál es su tipo de sangre? —pregunta papá.

—Rh nulo—responde el médico.

—Tengo ese tipo de sangre. Donaré.

—Está bien, acompáñeme.

Papá se va con él. Miro a Susan, ambos estamos sorprendidos, por lo que ha hecho.

—Eso no es normal, en Papá—dice Viollete.

—No, no lo es.

Después de que Papá dona sangre nos dejan verla, pero solo pueden entrar dos personas por turno. Espero a fuera junto a Viollete, mientras la abuela entra con Susan.

—Viollete, cariño ve con papá, esta esperando en el auto. Debes ir a descansar—Viollete asiente y me quedo con mamá—También deberías ir, hijo.

—No, mamá yo me quedaré hasta que despierte.

—No puedes quedarte aquí solo, además ya es tarde. La gran mayoría ya se ha ido.

—Mamá aunque insistas me voy a quedar, porque de todos modos estando en casa no podré dormir. Tu vete a descansar.

Ella suspira rendida y me da un beso en la frente, luego se va. Espero a que la abuela Rosalie salga para poder entrar.

—Debería ir a descansar—recomienda Susan a la abuela.

—No podría pegar un ojo en toda la noche, ve tú, cariño. Sé te ve muy cansada.

—Está bien. Iré—Susan se despide.

—Tú también deberías descansar, hijo—Dice la abuela.

—No podría dormir, sabiendo que Eva está en un hospital.

—Bueno…está bien. Vamos, entremos a hacerle compañía.

Entramos dentro y la abuela se recuesta de un mueble. Camino hacia la camilla y la miro. Se ve tan serena así, siempre me ha parecido fascinante verla dormir. Parece un ser de luz. Me siento en el borde de la camilla y remarco su rostro con mis dedos. ¿Quién te hizo esto Evangeline? ¿Quién sería tan malvado, como para hacerte esto? Eva es alguien dulce, que nunca le haría daño a alguien.

Las horas pasan y el cansancio comienza a remeter contra mi cuerpo. Por unos segundos estoy despierto y por otro mis párpados intentan cerrarse, pero no los dejo. Pasa la madrugada, dándole permiso a la mañana. Agarro su mano y hago remolinos. Evangeline mueve uno de sus dedos y por un minuto pienso que estoy alucinando, hasta que ella lo vuelve a hacer.

—Thomas…—Susurra. Abre sus ojos lentamente.

—Estoy aquí.

—Deberías descansar tienes una ojeras horribles—murmura.

—Eso es lo primero que dice una damisela al despertarse de un profundo sueño—bromeo.

—No, las damiselas no dicen eso cuando se trata de un príncipe, pero cuando su amado es un vampiro, entonces sí.

—Oh, ahora lo entiendo.

—Thomas, enserio deberías dormir.

—No podría.

Hace espacio en su camilla.

—¿Ahora sí?

—Creo que sí—Sonrío.

Me acomodo a su lado. Intento ocupar el menor espacio posible, ya que ella debe necesitar más espacio que yo.

—Ahora duérmete. No quiero verte con esas ojeras cuando vuelva a despertarme.

—¿Vas a dormir de nuevo?.

—Sí, y tu también dormirás. Es horrible aguantar sueño y lo digo como la experta en “no dormir”

—Está bien, pero que conste que solo dormiré, porque tú me lo pides.

—No. Lo harás porque necesitas hacerlo y no discutas conmigo.

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora