𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬

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Ojeo el diario de palabras que Eva me regaló en mi cumpleaños diecisiete. Extraño verla sonreír, como sus ojos se llenaban de nubecitas blancas cuando algo le gustaba, como sus mejillas se sonrosaban, su cabello al moverse con el viento, su risa, sus manos, sus besos, sus abrazos. En fin, todo de ella. Leo algunas palabras que escribió con sus significados. Su letra también es hermosa. Me acuesto en la cama con el cuaderno en mi pecho.

—Ha pasado un año, mi estrellita—murmuro a la nada. Seguimos en comunicación, pero no es lo mismo, que tenerla en frente y querer besarla cada minucioso segundo, mientras descubro cuales son sus otros puntos débiles. Dejo escapar algunas lágrimas, solo puedo pensar en ella, ella y ella. No hay más nadie que me interese, más que ella. Ni siquiera otra chica o chico me ha interesado en todo este tiempo, solo ella está en mi mente y en mis sueños. Paso mis dedos por el encuadernado del diario de palabras, se esmeró mucho en hacer este regalo y lo apreciaré por el resto de mis días.

Viollete entra a la habitación y se acuesta a mi lado.

—¿Otra vez pensando en ella?—murmura.

—Sí.

—Lo que ustedes sienten es demasiado fuerte.

—Lo es.

—Bueno, ya me veré siendo dama de su boda.

—No se si eso pase.

—¿Por qué no? Créeme ustedes se volverán a encontrar.

—¿Cuántos años tienen que pasar para que nos volvamos a encontrar?

—No lo sé. Tal vez, el universo los separó porque necesitan tiempo para crecer.

—¿Tú lo crees?

—Lo creo. Por cierto, tengo que contarte algo.

—¿Qué cosa?—Frunzo el ceño.

—Ammm…yo…yo…he descubierto eh, que…—Se detiene nerviosa. Me reincorporo y agarro sus manos.

—Puedes contármelo, tranquila.

—Es que…estoy saliendo con una chica.

—Oh, pero ¿Por qué no me lo habías contado?

—Es que ella no quiere que nadie se entere. Aún no ha salido del closet ante sus padres. Así, que…es complicado.

—Entiendo.

—También…Ammm tenemos que hacer fiesta, porque ya di mi primer beso.

—Cuando di mi primer beso nunca hicimos fiesta—me cruzo de brazos.

—Ah, porque se me olvidó, pero la haremos cuando pierdas tú…

—¡Ni te atrevas a ter…!

—…virginidad.

—¡Viollete!—Me sonrojo.

—Ya, ya. Solo era broma—Pone los ojos en blanco—Por cierto…¿Nunca tú y ella…? Creo que sabes a lo que me refiero.

—Eres peor que Susan al hablar sobre esos temas. Mejor bajemos a cenar. Tengo hambre.

Viollete sale primero de la habitación. Miro un momento más el diario de palabras y después lo guardo en uno de mis cajones.

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora