Capítulo 7

53 9 0
                                    

-Simplemente por ser ella misma

Thomas


Siento como si hubiese descansado en el paraíso. Ella tenía razón este mueble es muy cómodo, tanto que me quede profundamente dormido. Evangeline aún sigue durmiendo. Observo su reloj de la mesilla, van a ser la seis de la mañana. Su habitación es muy acogedora. Las plantas que tiene le dan ese toque. Tengo muchas preguntas para ella, sobre su habitación y la principal es; ¿Dónde consiguió esas estrellas que cuelgan del techo y alumbran de noche? Ayer cuando entre me quede un poco anonado, parecía que estuviese en otro mundo al entrar a su habitación. Quisiera quedarme un rato y admirar más, hasta grabar en mi memoria cada detalle, pero no quiero ser impertinente. Además, le había dicho que me iría a penas se durmiera, y no cumplí con eso.

Bajo por las escaleras desde su ventana y coloco las mismas en el respectivo lugar donde las encontré. Cruzo la cerca que separa nuestras casas. Entro por la puerta de adelante sigilosamente. Deben estar durmiendo aún. Pero me sorprendo al entrar y encontrar en la cocina a mi hermana comiendo mantequilla de maní como un ratón. Ella se da cuenta de mi presencia y antes de que pegue un grito le tapo la boca con la mano.

—Soy yo—Murmuro. Ella me pega un fuerte manotazo para que le quite la mano de la boca.

—¡Casi me matas del susto! —Exclama enojada.

—Ahora sé quien es la que se come mi mantequilla de maní—Cruzo los brazos en mi pecho, y sonrió.

—Solo tenía hambre—murmura avergonzada.

—Sí, claro—Digo irónicamente. No es la primera vez que la encuentro comiendo a estas horas.

—Bien, y ¿tú de dónde venías?

Me pongo nervioso.

—Salí a dar un paseo—Doy la vuelta para escapar de ella, aunque sé que no me va a dejar en paz. Enseguida me hala del brazo antes de que me vaya y me mira fijamente.

—No me digas mentiras. Anoche te fui a buscar a tu habitación después de la pelea que tuviste con papá y no estabas. ¿Dónde pasaste la noche? Y ¿Con quién? Porque horita acabo de ver por la ventana que venías de la casa de al lado, pero fingí no estar espiando. ¡He estado preocupada por ti, toda la bendita noche!

Me sonrojo a tal punto de parecer un tomate. ¿Qué le voy a decir? Esto es demasiado incómodo, pero no puedo mentirle. Ella y yo juramos nunca mentirnos.

—No me sentía bien anoche…—Me suelta del brazo más aliviada, ya que se da cuenta de que le voy a decir la verdad. Aunque, tampoco tengo otra opción—ya sabes cómo es papá conmigo—Paso las manos por el cabello nervioso.

—Y entonces decidiste ir donde la chica que te gusta…

—Primero que todo; ella no me gusta y segundo ¿Cómo sabes que vive al lado?

—Tengo mis fuentes comunicativas hermanito, y deja de mentirte a ti mismo diciendo que no te gusta.

—Pero es verdad, no me gusta.

—Y entonces, porque estas a punto de explotar como un tomate —Alza una ceja.

—¡De eso no era de lo que estábamos hablando!—Me enojo tratando de ahuyentar mi nerviosismo.

—No, no estábamos hablando de ella, pero al parecer tiene una fuerte influencia en la razón por la que anoche no estabas en tu habitación.

Suspiro rendido. Al parecer enojarme no servirá para nada.

—Bien, admito que me gusta desde el primer día en que la vi, pero no porque sea linda, sino por simplemente ser ella misma—confieso.

Pone los ojos como platos. Ahora se está haciendo la sorprendida.

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora