Capítulo 15

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-La culpa-

Ha pasado una semana desde que Thomas tuvo otra pelea con su padre, aún recuerdo esa noche en que lo encontré en medio de la calle devastado. En ese momento lo vi tan roto y vulnerable que me recordó a mí. Esa misma noche al regresar la luz, me contó todo lo que pasó y quiero hacer algo por él o al menos intentarlo. Su padre ha sido muy injusto al convertir su dolor en furia hacia Thomas. Sé que duele perder a alguien y entiendo esa parte, pero no por eso culparía a alguien injustamente. Lo que corresponde hacer es tratar de sobrellevarlo. Entender que esa persona ya no volverá y que solo quedarán los recuerdos de las cosas compartidas. Al principio me costó mucho, porque solo era una niña y papá era mi tesoro. Sentía que estaba completamente sola, a pesar de tener a Susan. Luego la abuela se fue y empecé a entenderlo. Nadie, ni nada me devolvería a mi tesoro más preciado. A veces, me gustaría mucho que estuviese aquí. A veces, quisiera que estuviese a lado mío, mientras veo un programa de astronomía en la televisión. A veces, quisiera que me arropara por las noches. A veces, quisiera que me abrazara cuando lloro. A veces, solo pido escucharlo hablar de lo hermosas que son las estrellas y lo misterioso que es el universo por última vez. Pero luego me doy cuenta que son solo “a veces”. Él ya no está y tampoco volverá.

Respiro y agarro valor de donde no tengo para tocar el timbre de los Stewart. Su hogar por fuera ha llamado mucho mi atención. Las plantas que cuelgan adheridas a la pared, lo estilizado de su jardín y las fuentes con formas de dragones adultos, le dan un toque llamativo, casi parecido a un cuento de hadas. Nunca había puesto un pie aquí, porque el antiguo dueño era muy gruñón y le enojaba que los niños se acercaran.

Una mujer abre la puerta. Su tez es pàlida, tiene un hermoso cabello castallo oscuro, rostro ovalado, nariz respingona y los ojos verdes; como Thomas. Posee una belleza sofisticada y un aura dulce.

—Hola. Tú debes ser la amiga de mi hijo. Él habla mucho sobre ti y de lo linda que eres. Pasa, pasa.

Un sonrojo sube a mis mejillas. Entro y quedo hipnotizada por la arquitectura de la casa y como esta decorada. Pinturas de Monet sobresaltan sobre la blanca pared. Enredaderas cuelgan del techo. Rosas rojas sembradas en jarrones grandes. Unas esculturas de ángeles están frente a un ventanal que da hacia el jardín. Una escalera de mármol oscuro destaca demasiado, imagino que debe dar a las habitaciones.

La señora Stewart me guía hacia la cocina y prepara un jugo de naranja. Mientras tanto, sigo observando cada minuciosa cosa.

—Su casa es muy hermosa—elogio.

—Lo es, aunque debo darle ese reconocimiento a mi padre.

—¿Su padre era el antiguo dueño?—indago.

—Sí. Me sorprendió cuando llegue y escuche a los vecinos decir que era un señor muy gruñón. Mi padre no era así, supongo que perder a mamá le afecto mucho—Se queda pensativa por un breve momento, luego me ofrece una taza de jugo—Ten, querida.

—Gracias.

—De nada, querida. Thomas está arriba puedes subir, si quieres.

—La verdad, es que no vine a ver a Thomas.

—Ah, ¿no?

—No. En realidad, vine a hablar con su padre.

—Oh. Amm…pero, ¿Por qué quieres hablar con él?

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora