𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬

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Evangeline: Mañana será mi graduación, estoy un poco nerviosa, ya que tengo que decir un discurso.

Thomas: Tranquila, todo saldrá bien, mi estrellita. Solo imagina que estás sola, como te enseñé hace años y las palabras saldrán danzando.

Evangeline: Está bien :)

Thomas: ¿Más calmada?

Evangeline: Sí, un poco.

Thomas: Para que te calmes por completo ¿Quieres hacer una video llamada? Tengo algo que mostrarte.

Evangeline: Ah, ¿sí?

Thomas: Sí. Voy a hacerla.

Evangeline: Espera, espera estoy espelucada.

Thomas: Me gustaría verte espelucada.
Evangeline: Ni, en sueños Thomas.

Thomas: ¿Ya?

Evangeline: Voy.

Miro por la ventana un momento y espero.

Evangeline: Ya.

Se ve tan hermosa. Sus vivaces ojos marrones resaltan de inmediato en la pantalla. Está un poco más delgada, que la última vez. Carga un camisón de una de sus bandas favoritas y se ve tan sexy con eso. Entreabro los labios anonado ¡Diablos, Thomas en que estás pensando! Sacudo la cabeza de inmediato.

—Ah…ho…hola—la saludo.

—Hola—saluda tímidamente.

—¿Te cortaste el cabello?—Pregunto.

—Mmm…sí, un poco. Solo fueron las puntas. Y…al parecer tú usas lentes.

—Sí, comencé a usarlos hace poco

—Ah, ¿sí? No me habías dicho nada sobre eso.

—Porque tú tampoco me has dicho a que universidad irás.

—No, no lo hecho. Porque si te digo a cual voy de seguro también irías a esa, solo para verme y no quiero que hagas eso. Quiero que elijas una universidad que te llame la atención. Créeme también quisiera hacerlo y te extraño mucho, pero me abstengo. Y por eso tampoco, quiero que no me digas la tuya ¿Está bien?

—Está bien—sonrío. Ella tiene razón. El momento en que nos reencontraremos pasará y no debemos apresurarlo, porque tiene que suceder por si solo.

—¿Qué me ibas a enseñar?—curiosea.

—Mmm…espera un momento…

Agarro el cuadro de mi mesilla y se lo muestro. Ella se acerca más cerca para detallarlo mejor.

—¡Qué lindo! Me gustan como plasmaste los rayos del sol y el escenario es magnífico.

—Gracias, mi estrellita.

—Gracias a ti, por mostrármelo ¿Quieres que te dé un consejo?

—Sí.

—Exponedlo…en una galería de arte.

—Creo que no es digno de una galería de arte.

—Lo es, mi amor. Créeme.

El rubor sube a mis mejillas. Acaba de decirme “mi amor” otra vez.

—Lo haré, pero si repites eso otra vez.

—Mi amor—sonríe sonrojada.

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora