-Abrázame-
“Sanar” la psicóloga mencionó esa palabra hace un rato. Pero también dijo que antes de que ocurra eso el cascarón tiene que romperse por completo y explotar, para poder ver nuestros pedazos rotos e iniciar a reconstruirnos. Eso me recordó a las supernovas. Esas estrellas de gran masa que ya no podían soportar las capas que se contraían hacia su núcleo, y simplemente explotaron desperdigando sus pedazos por todas partes. Da un poco de terror pensar, que pasará con esas estrellas, ya que después de explotar deben elegir si, retroceder, estancarse, o renacer. Ahora recuerdo que ella también dijo, que cada uno sabe el momento exacto en el que explota. Aún no me ha pasado, pero sé que falta poco. Para papá las estrellas eran similares a las personas, y yo también lo creo.
Han pasado dos semanas desde aquella madrugada en que acepte; que necesitaba ayuda. Desde entonces he estado yendo a un centro de ayuda psicológica en el que; por las tardes tomo terapias grupales con adolescentes de mi edad. Al principio entré en pánico al estar con personas desconocidas, pero después de unos días comencé a acostumbrarme a ellos, y se sintió tan bien hacerlo. También me he llevado la grata sorpresa de compartir terapia con la hermana de Thomas. La reconocí al instante en que la vi. Cuando me la encuentro a veces en la entrada del centro, solo nos decimos “Hola”. Pero eso es suficiente para darme cuenta de que es alguien dulce. Tiene una manera interesante de vestir, como si su ropa fuese un arcoíris. Es alguien exótica, al igual que su hermano.
Doy breves saltitos, como siempre. Mi abuela debe de estar esperándome afuera. Doblo la esquina de un pasillo y escucho voces de dos personas discutiendo. No soy bochinchosa, pero me da curiosidad, porque reconozco perfectamente una de las voces. Camino sigilosamente, y me recuesto de la pared.
—¡No seas terco! Sacaremos a tu hermana de aquí y nos iremos. Volveremos a Inglaterra y punto. No discutas conmigo.
—No, padre. No podemos volver. Vinimos a buscar una solución aquí para mi hermana.
—Si, pero en este centro no encontraremos ninguna solución.
—Claro que sí. A mamá, a mi hermana y a mí, nos ha ayudado a sobrellevar todo esto. Deberías…
—Ni lo sueñes. No voy a recibir ayuda psicológica de nadie.
Las voces se acercan cada vez más.
—Padre, lo necesitas. Después que perdimos a James…
—¡Mi hijo murió por tu culpa! ¡No tienes el derecho a mencionar su nombre!—Escucho el estruendo de que alguien fue empujado hacia la pared. Inmediatamente reacciono y salgo de mi escondite alarmada.
—Señor cre…creo que debería calmarse—Digo. Luego reacciono, y me doy cuenta de lo que acabo de hacer. Su padre me lanza una mirada mordaz, y suelta a su hijo. Lo tenía arrinconado contra la pared. ¿Por qué salí de dónde estaba? Ahora van a pensar que los estaba escuchando, pero nadie me dice nada. El señor continúa caminando por el pasillo. Lo observo hasta que dobla la esquina, y se pierde de mi vista. Volteo hacia Thomas y noto que está nervioso. No sé por qué, pero de repente tengo la necesidad de inspeccionarlo y ver si está bien. Mis pies se mueven solos, y me acerco. Sale un poco de sangre de su nariz. ¿Su padre lo golpeó? la necesidad de ayudarlo se instala en mi pecho.
Busco un pañuelo que siempre cargo conmigo en mi bolso. Lo encuentro. Sin preguntar me acerco más y más, para poder limpiarlo. Extiendo mi brazo y mi mano tiembla un poco, pero sin importar eso lo limpio cuidadosamente. Pareciera que se hubiera fracturado la nariz. Eso debe doler. Cuando intento separarme, el me hala por el brazo de una forma tan delicada, como si tan solo con tocarme temiera que me rompiera. Después de unos segundos siento sus manos cálidas rodearme. Espera, ¿Me está abrazando? ¿Un chico, con el que solo he tenido una conversación normal me está abrazando? Pero en vez de entrar en pánico por esto, le correspondo el abrazo. Un nuevo avance diría yo, creo que mi psicóloga se emocionará cuando se lo cuente. Escucho a Thomas sollozar. Hago remolinos con mis dedos en su espalda. Mi papá lo hacía cuando en las noches de tormentas eléctricas me ponía a llorar, debido a los rayos. Siempre les he tenido miedo.
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Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️
Teen Fiction"𝐄𝐬𝐭𝐞 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐥𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐯𝐚𝐠𝐚𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐮𝐧 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐟𝐢𝐣𝐨, 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞, 𝐬𝐢𝐧 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐥𝐚 𝐫𝐚𝐳ó𝐧, 𝐨𝐜𝐮𝐫𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐥𝐞𝐲 𝐝𝐞...