14.- Hermana.

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Kamel observaba la escena a lo lejos mientras que platicaba con Safiy lo que había sucedido con la señorita, pero de repente puso atención en que la esclava que había mandado golpear Genoveva se acercaba a ella y por la forma en que se movía parecía bastante bebida.

—Tú, maldita bruja, me has destruido, me oyes, por tu culpa me dejo tu padre, te odio, eres una perra. —Escupió a sus pies y antes de decir la última palabra, Fátima cayó al piso.

Genoveva dejo de pelear con Rosa para ver como caía a sus pies la mujer que destrozo la vida de su familia.

—Hasta que por fin entró en razón mi padre, me alegra que te dejara, no sabes que feliz soy.

—¡Tú eres una maldita, destruiste todo lo que había logrado, es más hasta el perro de tu padre desconoció a su hija por tu culpa. Siendo que la concebí el día que perdí mi virginidad y aun así desconfió de mí. Ahora de ser la señora de la casa, pase a ser otra simple esclava, pero sabes que si yo soy esclava su bastarda también lo será, como ya no me servía fui y la vendí y ahora alguien que lleva tu sangre será esclava y me alegro, porque su sangre esta maldita. ¿Sabes porque lo engañe? Porque el muy perro anda cortejando una viuda, el maldito se piensa casar cuando tú te marches con ese español y quiere que yo lo comparta, como cuando vivía la estúpida de tu madre. —Fue lo único que terminó de decir Fátima, ya que su boca fue cerrada por él bofetón que le dio Genoveva.

—No es cierto lo que has dicho, tú nunca tuviste una hija de mi padre, estas demasiado ebria, por lo que ahora desvarías.

—Claro que si tuve una hija, la concebí el día que nos encontraste en la cama, el día que le di mi virtud. La niña es tan blanca como tú y como él.

—Eres una maldita, mientes. —Genoveva zarandeaba de las ropas a Fátima, hasta que la detuvo su nana.

—Es cierto mi niña, ya déjala. No ensucies tus manos con esa mujer. —Dijo la nana tratando de que se soltara a Fátima.

—¿Y porque yo no sabía nada? ¿Cuántos años tiene?

—Niña usted estaba en un internado ¿recuerda?, cuando venía de visita a la hacienda su padre ordenaba que no saliera Francesca, tiene diez años y es igualita a tu padre.

Genoveva contrataco con Fátima.

—Dime ¿a quién se la vendiste, perra maldita? hasta los animales cuidan de sus crías, pero tú eres peor que un animal, dime ¿dónde está? – Genoveva le dio otra cachetada para que reaccionara.

Fátima empezó a reír a carcajadas y a llorar a partes iguales.

—Pues tu madre no fue mejor que yo, por qué también te dejo ¿o no?

Fue el acabose, con ese último comentario Genoveva se echó encima y no paraba de golpearla. Kamel acababa de llegar corriendo para ver a detalle como Genoveva golpeaba a Fátima. Lograron detener a Genoveva, esta se calmó un poco y se acercó a Fátima y le dijo al oído.

—Dime donde esta Francesca y te juro que te iras de aquí con tu libertad y dinero.

A Fátima le brillaron los ojos y le dio la ubicación de la finca dónde había vendido a la pequeña.

Genoveva se incorporó y le dijo a Fermín con vos en pecho para que los presentes oyeran.

—Que se le den cien azotes a esta esclava.

Esclavo de Pasión y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora