Un día a mediados de enero se escuchó una explosión en la mina, justo cuando los esclavos iban saliendo, todos estaban muy alarmados y asustados. Hacía muchos años no sucedía un accidente. Fermín dudo que hubiera sido realmente un accidente, como la gente gritaba, ya que había sonado como una explosión, como cuando se utilizaba la pólvora para hacerse camino en la mina, pero lo que lo hacia dudar, era que nadie tenía acceso al explosivo más que los capataces. Entre todos los habitantes de la hacienda, empezaron a tratar de limpiar la entrada de la mina.
Todo había salido como lo habían planeado Kamel, Jamal y Safiy, cuando calcularon que ya habían salido de la mina tanto esclavos como capataces, pusieron pólvora en los puntales que servían como soportes de la entrada de la mina y los habían volado provocando un derrumbe enorme. Kamel regresó al escondite donde meses antes había guardado su camisa que hoy servía como morral para guardar la moneda que le regalo Genoveva entre otras cosas. Sin perder más tiempo se reunió con sus amigos para dirigirse rápidamente a la entrada que Jamal les mostró meses atrás.
Entraron a la cámara la cual pusieron en uso con las escapadas que se daban entre el trabajo para poder habilitar la entrada que años atrás fuera clausurada por ordenes de Don Francisco. Salieron como pudieron, arrastrándose primero y después cuando el túnel se hizo más ancho caminando, cuando llegaron al final de la galería la luz los encandilo un poco, al salir se encontraron detrás de un cerro, se sentían un poco desorientados ya que a pesar de que se protegieron de la explosión quedaron ensordecidos. Como no se podían exponer a que los vieran, corrieron a lo espeso de los matorrales en la zona rodeada por árboles dónde esperaron a que anocheciera para continuar con su huida.
Don Francisco, había llegado a su casa en la mañana, unas horas antes que se suscitara la explosión. Cuando entro al comedor para que se le sirviera de desayunar, se encontró a Francesca sentada al lado de Genoveva, tomando el desayuno, en cuanto vio a la niña, preguntó viendo a los ojos de forma retadora a Genoveva.
—¿Qué demonios hace ella aquí, sentada a la mesa contigo?
Genoveva miró a su padre de arriba abajo como tratando de digerir que su padre había llegado por fin de su viaje y que ahora gritaba como loco. Llamó de inmediato a su nana.
—Por favor, salgan a recolectar nopales para la comida de hoy.
La niña, no esperó dos veces a que se lo pidieran, ya que conocía el carácter explosivo de su padre, hizo una reverencia como saludo y salió tomada de la mano de la nana.
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Esclavo de Pasión y Odio
Ficción históricaJoven del desierto esclavizado, siente atracción y odio por hija de hacendado la que esta prometida a su vecino pero se siente atraída por el esclavo. Advertencia: Este libro toca temas sensibles como el racismo, esclavitud y actos de violencia, son...