10. Recuerdos del pasado

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CAPÍTULO 10:

10.      Recuerdos del pasado

Calum y Dylan se dirigieron hacia la casa de ella que estaba muy cerca. Ella lo ayudó a acomodar todo lo que Calum había llevado para cazar después de que traigan con ellos dos presas más. Resulta que Calum vivía en el pequeño apartamento que estaba tres cuadras más cerca de la cuidad, ella quedó sorprendida al saber el hobbie de su nuevo amigo, o si así podía nombrarlo. Había algo en este chico que a Dylan le agradaba demasiado, de alguna forma le recordaba a alguien que fue importante en su vida pero eran diferentes, o eso era lo que ella pensaba hasta ahora. Dylan lo encontraba completamente atractivo, el cabello negro y los ojos marrones siempre fueron su debilidad, algo que Calum lo tenía bastante distintivo, notablemente estaba en forma y eso hacía que ella se sienta un poco atraída hacia él.

Una vez que entraron, ella se quitó la campera que Calum le había prestado y la dejó sobre el sofá. Dentro de la casa estaba bastante cálido ya que Dylan había conectado la calefacción. Calum se sacó el pulóver y quedó simplemente en camisa. Dylan le ofreció a Calum algo para tomar y el asintió, preparó café para ambos y posó las tazas en la mesa de la cocina junto con unas galletitas.

—¿Qué te parece si te ayudo con tu pequeño negocio? —largó la muchacha de ojos grises mientras Calum posaba la taza nuevamente en la mesa después de tomar un sorbo.

—No creo que sea buena idea. —él respondió con ambas manos en la taza.

—¿Por qué no? —ella creía que sería una fantástica idea. Ella necesitaba dinero y tenía talento con la caza, podía fusionarlo con su trabajo en la librería y podría cubrir la mayor cantidad de gastos posibles.

—Ya te dije que es ilegal, no quiero meterte en esto. —Dylan inmediatamente lanzó una carcajada y Calum la miró con una ceja enarcada.

—Oh vamos —lo alentó—, ¿en serio no quieres por eso?

—Sí, no es un negocio muy confiable y podrían atraparme, eso no será nada agradable para ti.

—¿Y qué hay de ti? Tú corres el mismo riesgo. —ella se justificó.

—De todas formas, no quiero que te metas a hacer trabajo sucio. —él estaba siendo sincero. Después de que llegue a la conclusión en la que Dylan tuvo muchos problemas, no quería provocarle aún más.

—Tengo un arma en la casa de mi tía que está autorizada, conozco lugares a los que podemos vender y a un muy buen precio —ella comenzó a relatar—. Va a ser difícil que nos atrapen ya que en esta zona una de las actividades más abundante es la caza ilegal, hay mucha demanda y poca oferta ya que se han tenido precauciones al respecto hace un tiempo. Nosotros seríamos los últimos en la lista si alguien tiene gana de buscarnos, no creo que tengamos problema con eso. Wisconsin tiene un problema más grande que la caza ilegal, Calum.

—¿Y tú como sabes eso?

—Tú no eres el único al que le gusta hacer trabajo sucio. —ella tomó la taza de café y le dio un sorbo— Necesito el dinero, Calum, puedo ayudarte también.

—Si sabes tanto de esto, ¿por qué no comenzaste a hacerlo tú sola? —él sabía que se había metido con la persona correcta. Dylan era exactamente lo que esperaba después de mudarse a Mazomanie.

—Porque no tenía un arma.

—¿Y no tienes una en la casa de tu tía? —él enarcó una ceja queriendo entender qué era lo que ella tramaba.

—Mi tía y yo no tenemos muy buena relación, no creo que me deje entrar a su casa.

—Vaya, parece que no sólo has tenido problemas en la escuela.

Addicted [l.r.h.] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora