60. Traidor

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CAPÍTULO 60:

60. Traidor

Dylan dirigió su mano a su pecho y tomó el dije acariciándolo con los dedos. Después de tocarlo por unos segundos, lo soltó de golpe y miró a Luke que ya estaba estacionado frente a su casa. Se había quedado inmersa en sus propios pensamientos, en su propio pasado. Nuevamente la angustia había regresado pero no se dejó vencer por ella, no quería que Luke la viera de esa forma, ya había tenido suficiente con respecto a ese tema.

Miró hacia la ventanilla tratando de evitar los ojos de Luke y encontró algo que le llamó la atención por completo. Se había quedado congelada mirando el auto negro estacionado afuera del garaje, sabía perfectamente quien era, incluso sabía que iba a ir a buscarla a su casa pero no que se quedara allí por tanto tiempo. En ese instante, Dylan clavó la mirada en los ojos del rubio con un poco de preocupación.

-Será mejor que te vayas ahora mismo. -mencionó con autoridad.

-¿Por qué? -él parecía confundido.

-Calum está en mi casa, vete a la tuya y yo me encargo de él. -volvió a decir con el mismo tono- La luz de la sala está encendida, seguramente está esperándome adentro y es mejor si no ve que estás conmigo.

-¿Vas a hacer esto sola?

Luke todavía no parecía comprenderla por completo, ni siquiera él sabía qué hacer en una situación como esta. Tenía miedo, no solo por lo que le podría llegar a pasar a él mismo, sino también por lo que le podía pasar a ella.

-Ya sabes que sí. -Dylan abrió la puerta y salió del coche- Nos vemos mañana, ahora vete.

Sin esperar respuesta alguna, Dylan cerró la puerta y se dirigió directo a la puerta de la casa en la que ahora vivía. Sintió el motor del auto de Luke retirarse con sigilo y suspiró relajándose un poco al notar que su compañero había acatado a las órdenes que le había dado.

Sacó las llaves de su bolsillo pero se dio cuenta que no las necesitaba, la cerradura estaba forzada, rota mejor dicho. Entró sin más, lo vio sentado en el sofá mirando la televisión como si fuera su propia casa. Casi ni podía entender como aquel chico misterioso que intentó ser su amigo el primer día que entró a la escuela, ahora era uno de los cómplices de Jordan que había sido mandado específicamente para vigilarla, alguien que ahora más que su amigo, se había convertido en una pesadilla.

-Hasta que decides llegar. -el moreno menciona apagando el televisor- Si no aparecías hasta mañana, iba a buscarte por todos lados y hacer lo que sea por encontrarte.

-¿Qué es lo que quieres? -ella preguntó de mala gana.

Calum se levantó del sofá y se dirigió hacia ella.

-Quiero que me des mi teléfono. -Calum respondió con calma, parecía estar aguantando la paciencia.

-Me temo que no podré hacerlo.

Dylan no tenía miedo de él, sabía que podía lidiar con Calum, no era más que un peón de Jordan que seguramente para él vale poco. Ella lo conocía al líder de los lobos a la perfección y eso iba a usarlo a su favor, era algo que en este caso le iba a dar las riendas de la situación.

-Ahora dime donde está el maldito teléfono. -el moreno repuso en un tono más duro.

-En la basura y en mil pedazos. -Dylan se cruzó de brazos- Me aseguré de que no volviera a funcionar.

Calum reprimió una sonrisa mordiéndose el labio inferior.

-Debí suponer que lo harías. -él siguió hablando- Las cosas se van a poner feas, ¿sabes?

Addicted [l.r.h.] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora