44. Cobarde

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CAPÍTULO 44:

44. Cobarde

Dylan tomó su bicicleta y salió del colegio todavía con un poco de bronca. ¿Por qué él tenía que ser tan ignorante? Una vez que ella había comenzado a confiar en él, en considerarlo un amigo, a creer en él, Luke tiene que arruinarlo todo. Él tenía algo que a Dylan le llamaba muchísimo la atención, le hubiera gustado tener a algún amigo preocupándose por ella mientras estaba en el hospital o en el centro de rehabilitación. Solamente su hermano estuvo para ella, que no es poca cosa, pero aun así se sentía completamente sola. Quería hacer por Luke algo que nadie hizo por ella y el muy tonto lo único que hace es hacerla enojar.

Al cruzar el pueblo, Dylan tomó un camino diferente. Quería pasar por la imponente casa de los Hemmings, no iba a perder nada si no lo intentaba, ya estaba fuera del colegio y tenía que decir todas esas cosas que ella tenía adentro. Afortunadamente, el auto de Luke estaba estacionado en la cochera. Dylan no lo pensó dos veces, dejó su bicicleta sobre la vereda y trepó por las rejas. Estaba segura de que Luke no iba a abrirle las rejas, tendría que decir quién era en el portero y daba por seguro que él no se iba ni a asomar.

A Dylan siempre lo sorprendió la casa de los Hemmings, era una de las casas más grandes del pueblo y tenía la estructura más moderna e impactante de la zona. Siempre tuvo la curiosidad de saber cómo era aquella casa por dentro y se iba a asegurar de conocerla porque tenía pensado entrar. Tocar la puerta hubiera sido bastante raro ya que antes de entrar por la puerta tendría que haber entrado por las rejas, así que Dylan buscó algún otro lugar para entrar. Rodeó la casa y buscó alguna puerta o ventana abierta y finalmente encontró una, no fue nada difícil. Mazomanie, al ser un pueblo pequeño, la gente es bastante confiada y si hay alguien en casa se suelen dejar algunas puertas o ventanas abiertas.

Dylan inspeccionó la habitación por la que había entrado, era una organizada y limpia oficina-biblioteca. Había mucha cantidad de libros, nunca había visto una biblioteca tan extensa a no ser la de la librería en la que ella trabajaba. Era un cuarto de estudio y por unos segundos ella deseó tenerlo. Cuando dejó de hacer sus observaciones, salió de aquella habitación y se encontró con un largo pasillo. La casa parecía estar desierta, de todas formas sabía que Luke debía estar ahí porque su auto estaba en casa y Dylan salió poco después que él partiera. Si se hubiera ido caminando a otro lado, ella lo hubiera visto. Además, escuchaba música fuerte en una de las habitaciones y se dirigió directamente allí. Dylan no supo distinguir qué era lo que resonaba en aquel sector de la casa ya que nunca había escuchado esa canción pero tenía que ser algo relacionado con el rock por el sonido de la guitarra eléctrica y la batería. La joven subió las escaleras y fue hacia donde la dirigía la música. La puerta estaba entre abierta y pudo darse cuenta que aquella era su habitación, podía distinguir los pies descalzos de Hemmings.

Ella abrió un poco más la puerta y escuchó la música con mayor intensidad. Se quedó de brazos cruzados en el marco de la puerta y los ojos de Luke se habían dirigido a ella al instante. Él agarró un control remoto con rapidez y pausó la música.

—¡¿Cómo diablos entraste?! —él parecía seguir estando enojado. Aun así no le importó a Dylan, ella tampoco estaba de buen humor.

—Podrías encargarte de cerrar las ventanas. —Dylan respondió despreocupada.

—Lárgate de mi casa. —Luke se levantó de la cama y mientras se acercaba a ella, Dylan cerró la puerta de inmediato y manoteó la llave que estaba puerta en la cerradura para cerrarla en apenas dos segundos— ¿Qué haces? ¡Vete!

—Lo siento, no me iré hasta no aclarar unas cuantas cosas contigo. —ella plantea firmemente sacando la llave de la cerradura.

—No me molestes —Luke responde de mala gana—, dame la puta llave.

Addicted [l.r.h.] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora